El domingo 25 de mayo de 2025, la comunidad artística argentina se vistió de luto con la partida de Ángel Mahler, a los 64 años, tras una dura batalla contra un melanoma metastásico. Su nombre resonará por siempre en la historia del teatro musical nacional, principalmente por su obra cumbre: 'Drácula, el musical'. Mahler no fue solo un compositor; fue un visionario. Su colaboración con Pepe Cibrián Campoy y Héctor Lectoure marcó un antes y un después en la escena musical argentina. En 1991, la producción de 'Drácula' en el Luna Park desafió las convenciones, llevando el musical a un público masivo, alejándose de la elitista imagen de Broadway. El éxito fue rotundo: más de tres millones de entradas vendidas y una gira internacional que consolidó la obra como un hito cultural. La audacia de Mahler no se limitaba a la escala de sus producciones. Se atrevía a soñar a lo grande, a invertir en la excelencia artística, a priorizar la calidad por sobre la rentabilidad inmediata, una visión que no todos los productores compartían. Para él, el teatro era una misión, no un negocio. Esta convicción se refleja en la complejidad de sus puestas en escena, con orquestas numerosas y cambios escénicos impresionantes. Su legado trasciende 'Drácula'. Compuso música para más de 30 musicales, películas y obras sinfónicas, cada una con su sello distintivo: lirismo, épica y una profunda emotividad. Desde 'El Jorobado de París' hasta 'Las mil y una noches', su música contaba historias, evocaba emociones, y dejaba una huella imborrable en el público. Su formación clásica, marcada por la admiración hacia compositores como Verdi, Wagner y Mozart, se fusionaba con un talento innato para la composición de música para teatro musical, creando un estilo único e inconfundible. Más allá de su talento artístico, Mahler fue un apasionado por la cultura en general. Su paso como Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires entre 2016 y 2017 demuestra su compromiso con el desarrollo y la promoción de las artes. Su creencia en la música como una herramienta de conexión humana era evidente en su vida y en su trabajo. La muerte de Ángel Mahler es una gran pérdida para la Argentina. Sin embargo, su música, esa “forma invisible del amor”, como él mismo la llamaba, perdurará a través de las generaciones, vibra en cada nota que resuena en los teatros, y seguirá conmoviendo a quienes escuchen sus composiciones. Su espíritu creativo y su incansable pasión por el arte permanecerán como un faro para los artistas argentinos que se inspiran en su legado.