El escándalo salarial de Bajos Instintos: Sharon Stone vs. Michael Douglas, una brecha millonaria que marcó su vida

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Descubre la impactante diferencia salarial entre Sharon Stone y Michael Douglas en Bajos Instintos. La actriz revela las devastadoras consecuencias profesionales y personales de esta desigualdad, incluyendo la pérdida de la custodia de su hijo y el rechazo posterior de Hollywood.

El éxito de Bajos Instintos (1992) catapultó a Sharon Stone al estrellato mundial, pero la fama llegó acompañada de una amarga realidad: una desigualdad salarial abismal con su coprotagonista, Michael Douglas. Mientras Douglas embolsó 14 millones de dólares por su papel, Stone recibió apenas 500.000, una diferencia de casi 28 veces. Esta brecha no solo impactó sus finanzas, sino que dejó una profunda cicatriz en su carrera y su vida personal. Stone ha denunciado públicamente esta injusticia en múltiples ocasiones. En el almuerzo anual de los Muse Awards de New York Women in Film & Television, en 2023, compartió su experiencia, destacando su estatus de “actriz emergente” frente a la consolidada estrella de Douglas como la principal razón para la disparidad. Esta situación la dejó en una posición precaria: famosa pero sin recursos suficientes ni siquiera para adquirir un vestido para los premios Oscar del año siguiente. Las dificultades económicas fueron sólo una parte del problema. La actriz también narró experiencias humillantes en el rodaje, como ser constantemente llamada “Karen” por un productor, ignorando su nombre real, incluso en eventos importantes como el Governor's Ball tras los Oscar. Esta falta de respeto se sumó a la sensación de explotación económica. Para mitigar la injusticia salarial, Stone incluyó una cláusula inteligente en su contrato: se quedaría con todo el vestuario de su personaje. Esta decisión, considerada por algunos como “loca”, le permitió conservar piezas icónicas de diseñador, incluyendo el famoso minivestido blanco de la escena del interrogatorio, ahora resguardado en una caja fuerte. La decisión, según Stone, fue motivada por una experiencia anterior en televisión donde su ropa fue vendida sin su consentimiento. Esta cláusula estratégica se convirtió en una inteligente forma de compensación ante el trato injusto. Pero las consecuencias de Bajos Instintos trascendieron lo profesional. Stone ha revelado el impacto devastador en su vida personal, específicamente en la pérdida de la custodia de su hijo Roan. Un juez cuestionó su idoneidad como madre, utilizando su papel en la película como evidencia, a pesar de que la escena en cuestión mostraba apenas una fracción de segundo de posible desnudez. Este proceso, que Stone describe como “abuso por parte del sistema”, la llevó a sufrir problemas de salud, incluyendo latidos extra en el corazón y hospitalización en la Clínica Mayo. Stone también ha declarado abiertamente que no fue informada del plano de desnudo frontal hasta ver la película ya editada, una situación que la llevó a abofetear al director, Paul Verhoeven, y a consultar con abogados para intentar detener el estreno, aunque finalmente no lo hizo. A pesar de su lucha por el papel, la experiencia resultó traumática. El legado de Bajos Instintos, paradójicamente, fue abrirle las puertas al reconocimiento mundial, pero al mismo tiempo, cerrar otras puertas en Hollywood. Stone afirma que tras el éxito del filme, los estudios se negaron sistemáticamente a pagarle un salario justo, perpetuando así la brecha salarial de género. Su lucha se convirtió en un símbolo de la desigualdad persistente en la industria cinematográfica, convirtiéndola en una de las voces más activas contra la brecha salarial, tanto en Hollywood como en otros ámbitos laborales.
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