La tensión en Newell's Old Boys llegó a un punto de ebullición. La ciudad de Rosario despertó con una muestra contundente de la bronca de los hinchas leprosos, reflejada en una serie de pasacalles incendiarios dirigidos contra la dirigencia del club y sus jugadores. Los mensajes, que no dejaron lugar a dudas sobre el descontento, utilizaron términos fuertes como "chorro", "rata" y "cagones", evidenciando la profunda crisis que atraviesa la institución. El blanco principal de las críticas fue el presidente Ignacio Astore, quien vio su nombre y el de otros miembros de la comisión directiva repetidamente en las pancartas. Una de las pancartas, ubicada cerca del hospital Italiano donde trabaja Astore, pedía directamente su renuncia con el contundente mensaje: "Andate Astore". Otros dirigentes también fueron objeto de fuertes ataques. Sharon Romero, secretaria del club, fue calificada como "lacra inoperante", mientras que Federico Ripani, secretario, fue tildado de "parásito ladrón". Incluso Miguel Ángel Lapalma, gerente financiero y administrativo, no se salvó de las críticas, viralizándose una foto suya en Asunción presenciando un partido de Racing, lo que exacerbó aún más el enojo de los hinchas. Pero la ira de los hinchas no se limitó solo a la dirigencia. Un pasacalle ubicado en el centro de entrenamiento del equipo apuntó directamente contra el plantel, calificándolos de "jugadores cagones". Este mensaje refleja la frustración por los malos resultados deportivos del equipo, que se encuentra en una situación comprometida en la tabla de posiciones. Estos pasacalles, desplegados en diferentes puntos estratégicos de la ciudad, incluyendo el estadio Marcelo Bielsa donde Newell's enfrentaría a Independiente, reflejan el profundo malestar entre la hinchada leprosa y la gestión actual. La llegada del nuevo entrenador Mariano Soso no ha logrado aplacar la situación, y la presentación de Soso misma se vio opacada por el impacto de las fuertes protestas públicas. La situación de Newell's es crítica, tanto dentro como fuera de la cancha. El mal rendimiento deportivo, sumado a las acusaciones de mala gestión, generan una atmósfera explosiva que podría tener consecuencias de gran magnitud en el futuro inmediato del club. La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿cómo responderá la dirigencia ante este contundente mensaje de repudio de sus propios hinchas?