Las manifestaciones en la provincia de Sweida, el corazón de la minoría drusa del país, comenzaron luego de que el dictador pusiera fin a los subsidios de combustible. Esta medida ha desencadenado un malestar generalizado en la población, que se ha visto afectada por el aumento de los precios de los combustibles y la escasez de otros productos básicos. La provincia de Sweida, ubicada al sur de Siria, es habitada principalmente por la comunidad drusa, una minoría religiosa que ha sido marginada a lo largo de la historia del país. Estas manifestaciones son una muestra más del creciente descontento y la desigualdad social que enfrenta esta minoría. Según datos de la ONU, la situación en Siria es alarmante. La pobreza ha aumentado de manera significativa en los últimos años, afectando a la mayoría de la población. A esto se suma la devastación causada por la guerra civil, que ha dejado a gran parte del país en ruinas y ha llevado a millones de personas a buscar refugio en otros países. La comunidad internacional ha instado al dictador a revertir la decisión de poner fin a los subsidios de combustible, y a tomar medidas urgentes para mejorar la situación económica y social del país. Sin embargo, hasta el momento, el gobierno ha hecho caso omiso de estas peticiones. Las manifestaciones en Sweida son solo un reflejo de la profunda crisis que atraviesa Siria. La falta de oportunidades, el desempleo y el descontento generalizado son problemas que afectan a toda la población, independientemente de su religión o etnia. La comunidad internacional debe seguir presionando al gobierno de Siria para que tome medidas concretas para aliviar la pobreza y mejorar la situación de sus ciudadanos. La paz y la estabilidad en el país son fundamentales para la reconstrucción y el futuro de Siria y su pueblo.