El 27 de diciembre de 1997, México vivió una de las jornadas más frías de su historia. En ese día, el termómetro marcó una temperatura récord de -25 grados, convirtiéndose en la lectura más baja jamás registrada en el territorio mexicano. Esta llamativa cifra fue alcanzada en una región ubicada en la parte norte del país, donde las condiciones climáticas extremas son más frecuentes. La baja temperatura se debió a un frente frío proveniente del norte, que trajo consigo una masa de aire gélido. Las bajas temperaturas causaron estragos en la zona, congelando cuerpos de agua, afectando cultivos y generando dificultades en la vida diaria de los habitantes. Ante esta situación, las autoridades implementaron medidas de emergencia para proteger a la población, como la habilitación de refugios temporales y la entrega de alimentos y abrigos. Este récord histórico de frío ha sido motivo de estudio y análisis por parte de los científicos, quienes buscan comprender las causas y consecuencias de este fenómeno. La información obtenida a partir de este evento extremo ayuda a prever y mitigar los efectos del cambio climático, así como a mejorar los sistemas de alerta temprana. Aunque el episodio del 27 de diciembre de 1997 es el más extremo registrado hasta ahora, México ha experimentado otras situaciones de frío intenso en su territorio. Esto demuestra la diversidad climática del país y la importancia de estar preparados ante eventos meteorológicos extremos. En conclusión, la temperatura más baja registrada en México fue de -25 grados el 27 de diciembre de 1997. Este récord histórico de frío es un recordatorio de la importancia de comprender y prevenir los impactos del clima en nuestras vidas. A través del estudio de estos fenómenos, podemos trabajar hacia un futuro más resiliente y sostenible.