Tres Años de Fuga: El Caso del Prófugo de Avellaneda

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Joel Maximiliano Gómez, condenado por homicidio, escapó de la Alcaidía de Avellaneda-Lanús en 2022 y sigue prófugo. Este artículo detalla la audaz fuga, la investigación en curso y las dificultades para su recaptura.

Avellaneda: Una Fuga que Conmocionó y Permanece en la Impunidad

El caso de Joel Maximiliano Gómez, un joven de 27 años condenado por un homicidio cometido en 2020, ha generado una conmoción que persiste tres años después de su impactante fuga. En junio de 2022, mientras se encontraba en la Alcaidía de los Tribunales de Avellaneda-Lanús a la espera de su juicio, Gómez logró una escapada cinematográfica que lo ha mantenido prófugo hasta el día de hoy.

La Fuga: Una Operación Filmada

Las imágenes de las cámaras de seguridad, que rápidamente se viralizaron en redes sociales, muestran la audacia de la fuga. Trasladado desde la Unidad Carcelaria 40 de Lomas de Zamora, Gómez, alojado en un calabozo interno, logró quitarse las esposas y forzar los barrotes de su celda. Posteriormente, dejó una campera roja y las esposas abandonadas en un baño cercano, antes de escapar corriendo del edificio por el sector trasero del estacionamiento, cuyo portón estaba abierto. El escape ocurrió a las 13:36 horas del 21 de junio de 2022. La descripción policial del prófugo es: joven delgado, de tez blanca, 1,70 metros de altura, remera negra, pantalón de jeans y zapatillas blancas.

La Investigación: Un Reto de Tres Años

La fiscal María Alejandra Olmos Coronel, de la UFI 1 de Avellaneda, ordenó de inmediato la captura internacional de Gómez. Sin embargo, a pesar de la colaboración de brigadas policiales y el pedido de captura a nivel internacional, su paradero sigue siendo desconocido. Las fuentes judiciales consultadas por Diario Conurbano.com expresan optimismo cauteloso, confiando en que “tarde o temprano” algún error del prófugo lo llevará de nuevo ante la justicia. La preocupación reside en el tiempo transcurrido y la posibilidad de que Gómez haya cambiado su identidad y estilo de vida, lo que dificulta considerablemente su recaptura.

Consecuencias y Preguntas Abiertas

La fuga de Gómez no solo dejó un vacío en la justicia, sino que también generó cuestionamientos sobre la seguridad en la Alcaidía de Avellaneda-Lanús. El juez Martín Pizzolo, presidente del TOC 1 que iba a juzgar a Gómez, ordenó el secuestro de los teléfonos celulares de los agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) y se iniciaron una serie de investigaciones para esclarecer posibles complicidades o fallas en el sistema de seguridad. El caso continúa abierto, manteniendo viva la pregunta sobre cómo un condenado por homicidio pudo escapar tan fácilmente de un recinto judicial.

El Silencio del Prófugo y el Trabajo Continuo de las Autoridades

Mientras tanto, el silencio de Gómez se mantiene impenetrable. La búsqueda continúa, impulsada por la determinación de las fuerzas de seguridad y el deseo de justicia para la víctima del homicidio por el cual fue condenado. La presión internacional y la investigación interna en el Servicio Penitenciario Bonaerense continúan en busca de alguna pista que permita dar con su ubicación y traerlo ante la justicia.

Conclusión: Un Caso Abierto que Exige Reflexión

La fuga de Joel Maximiliano Gómez no es solo un caso policial; es una señal que alerta sobre la necesidad de reforzar los protocolos de seguridad en los recintos judiciales y la importancia de una investigación exhaustiva que busque responsabilidades por las fallas del sistema. Tres años después, la fuga permanece como un desafío abierto para las autoridades y un recordatorio de la vulnerabilidad del sistema judicial.

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