El pez cabeza de serpiente del norte, una especie invasora con la capacidad de respirar aire y desplazarse por tierra, se expande rápidamente por Estados Unidos, generando alarma entre las autoridades y científicos.
El Channa argus, conocido como pez cabeza de serpiente del norte, está causando preocupación en Estados Unidos. Originario de Asia, este pez de hasta un metro de longitud posee la asombrosa capacidad de respirar aire atmosférico y desplazarse sobre tierra firme durante varios días. Su llegada a Estados Unidos, posiblemente a través del comercio de acuarios, ha desencadenado una alerta por parte de las autoridades, especialmente en estados como Misuri, Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania y Arkansas.
La principal amenaza del pez cabeza de serpiente radica en su voracidad. Se trata de un depredador agresivo que se alimenta de peces pequeños, crustáceos y otros organismos acuáticos, desplazando a las especies nativas y alterando el equilibrio de los ecosistemas. Su rápida tasa de reproducción, con hembras capaces de poner hasta 50.000 huevos que eclosionan en uno o dos días, exacerba el problema. A esto se suma la agresividad que muestran los adultos al proteger a sus crías, dificultando los esfuerzos de erradicación.
La capacidad del pez cabeza de serpiente para sobrevivir en aguas con poco oxígeno, gracias a su sistema respiratorio adaptado, lo convierte en un invasor particularmente difícil de controlar. Su habilidad para moverse fuera del agua le permite colonizar nuevos hábitats y expandir su rango geográfico con mayor facilidad.
Ante esta amenaza, las autoridades han instado a la población a reportar cualquier avistamiento y a matar a cualquier ejemplar capturado. Los métodos sugeridos incluyen decapitación, destripamiento o sellado en una bolsa de plástico. Si bien su comercialización y transporte interestatal están prohibidos, su consumo doméstico está permitido, e incluso se promueve como una forma de controlar su proliferación.
La identificación del pez cabeza de serpiente puede ser un reto, ya que se asemeja a especies nativas como el bowfin. La diferencia clave reside en la aleta anal, significativamente más larga en el invasor. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos ha enfatizado la importancia de la colaboración ciudadana para controlar la expansión de esta especie, aunque la erradicación total parece improbable. La fotografía y el reporte de avistamientos son cruciales para la monitorización y la gestión de esta amenaza emergente.
En resumen, el pez cabeza de serpiente del norte representa un serio desafío para la biodiversidad estadounidense. Su capacidad única para respirar aire y desplazarse por tierra, combinada con su voracidad y alta tasa de reproducción, exige una respuesta coordinada entre las autoridades y la ciudadanía para minimizar su impacto negativo en los ecosistemas.