Desde su infancia en Ramos Mejía hasta su consagración como uno de los grandes actores de Argentina, la vida de Antonio Gasalla ha estado marcada por contrastes y decisiones inesperadas. En una reconstrucción de sus propias declaraciones a lo largo de su carrera, se vislumbra una personalidad compleja y fascinante. **Una relación paterna difícil:** Gasalla describe una familia unida pero con sus conflictos. Su padre, un peluquero de carácter fuerte, ejerció una gran influencia en su vida, imponiéndole la carrera de Perito Mercantil, un camino que el joven Gasalla no sentía propio. Este choque generacional y la férrea voluntad del padre, culminaron en la decisión de Antonio de estudiar arte dramático, un hecho que desencadenó la ruptura con su progenitor. El fallecimiento de su padre, según Gasalla, significó su liberación. "Tuvo un hijo que no entendió", confiesa con cierta melancolía. **La Odontología: un camino no deseado:** La decisión de estudiar Odontología surge como un escape a las presiones familiares. Aprovechando la posibilidad de ingresar a la facultad sin exámenes gracias a su título de Perito Mercantil, Gasalla se matriculó en una carrera que, aunque no le era desagradable, nunca fue su verdadera vocación. Su pasión por las artes escénicas, sin embargo, fue ganando terreno, hasta que finalmente abandonó Odontología para dedicarse plenamente a su verdadera pasión, provocando un nuevo conflicto con su autoritario padre. **Los rechazos televisivos:** Antes de alcanzar la fama, Gasalla tuvo varios encuentros fallidos con la televisión. Describe con humor sus experiencias negativas, siendo rechazado por programas como "El amor tiene cara de mujer", donde su foto fue descartada sin siquiera leerle; y en Canal 13, donde se lo rechazó porque su foto era demasiado grande para el fichero. Estas experiencias, en lugar de desanimarlo, parecieran haber alimentado su resiliencia y determinación. **El camino al éxito:** Gasalla recuerda sus comienzos en el café concert, destacando la importancia de figuras como Carlos Perciavale y Edda Díaz, con quienes compartió experiencias en pequeños locales y teatros, construyendo una carrera desde la base, en un contexto de dictadura y cambios culturales profundos en la Argentina. El éxito llegó con la obra "El Maipo es el Maipo y Gasalla es Gasalla", una producción que marcó un hito en su carrera y el comienzo de su consolidación como un grande del humor argentino. Gasalla destaca la importancia del trabajo arduo, la adaptación a las circunstancias, y la audacia para construir su propio camino. La historia de Antonio Gasalla es un testimonio de la perseverancia, la lucha por la realización personal y la superación de obstáculos. Su recorrido, entre el quirófano y el escenario, refleja una vida rica en experiencias, desafíos, y una búsqueda constante de su propia identidad.