El actual campeón del Seis Naciones, Irlanda, tuvo que luchar con uñas y dientes para vencer a Gales, el peor equipo del torneo, en un partido lleno de emoción y giros inesperados. A pesar de las dificultades, la experiencia y el talento individual de los irlandeses brillaron en Cardiff.
En un encuentro que pasará a la historia del Seis Naciones, Irlanda, el actual campeón y número dos del mundo, se enfrentó a Gales, el equipo con la peor racha del torneo (14 derrotas consecutivas), en el vibrante Principality Stadium de Cardiff. El partido, lejos de ser un paseo para los irlandeses, se convirtió en una batalla épica que terminó con una ajustada victoria para Irlanda por 27-18.
Desde el inicio, se evidenció una gran diferencia entre la posición de ambos equipos en el ranking mundial. Mientras que Irlanda desplegó su habitual juego ofensivo, Gales, con un nuevo entrenador interino tras la renuncia de Warren Gatland, sorprendió con un planteamiento estratégico y una intensidad defensiva impensada. Los Dragones Rojos, impulsados por su público, se mostraron compactos, agresivos en el tackle y con una determinación que sorprendió a muchos.
El primer tiempo fue un reflejo de la igualdad del encuentro. Irlanda marcó el primer try a los 6 minutos por medio de Jack Conan, convertido por Sam Prendergast. Sin embargo, Gales respondió con precisión en los penales, gracias a la veteranía de Gareth Anscombe, quien regresó al equipo tras ser relegado por Gatland. A los 42 minutos, un try del capitán Jack Morgan, tras una brillante jugada de pick and go, puso a Gales arriba en el marcador (13-10) al finalizar la primera mitad.
La segunda parte inició con otro golpe de Gales, con un try de Tom Rogers que dejó a los locales con una ventaja de 8 puntos (18-10). Irlanda, sin embargo, demostró su temple campeón. Con paciencia y la precisión de Sam Prendergast en los penales, el equipo fue recortando la diferencia poco a poco. Un try clave de Jamie Osborne, tras una excelente asistencia de Jamison Gibson-Park, igualó el marcador y revitalizó a los irlandeses.
En los últimos minutos, la experiencia y la superioridad física de Irlanda terminaron por inclinar la balanza. Tres penales consecutivos de Prendergast sellaron la victoria por 27-18, aunque Gales estuvo a punto de empatar con una jugada que fue revisada por el TMO (Television Match Official) y que quedó invalidada por un centímetro.
El partido no solo destacó la victoria de Irlanda, sino que también resaltó la notable mejora de Gales bajo el mando de su nuevo entrenador interino, Matt Sherratt. El equipo mostró un espíritu de lucha admirable, una nueva identidad y un juego más fluido que en temporadas anteriores. La actuación de Gareth Anscombe y Ben Thomas, en particular, fue destacable, demostrando que el talento existe en el equipo, independientemente del clima interno.
Para Irlanda, la victoria significa mantenerse invicto en el Seis Naciones, pero también deja un mensaje claro: a pesar de su talento, la falta de solidez en algunas áreas del juego, como los scrums, podría poner en jaque su camino hacia un tercer título consecutivo. El desafío más arduo se presenta en la próxima fecha: la visita de Francia, un rival directo por el título.