El pequeño Grinch de la película navideña de 2000, How the Grinch Stole Christmas, protagonizada por Jim Carrey, robó el corazón de millones de espectadores con su tierna interpretación. Sin embargo, la historia detrás del actor que le dio vida, Joshua ‘Josh’ Ryan Evans, es mucho más compleja y conmovedora de lo que muchos imaginan. Su breve pero intensa vida estuvo marcada por el talento, la lucha contra una enfermedad y un final trágico que conmocionó a Hollywood.
Josh nació el 10 de enero de 1982 en Hayward, California. Desde su nacimiento, enfrentó la acondroplasia, una forma de enanismo que afectó el desarrollo de sus huesos y cartílagos. Esta condición le dio la apariencia de un niño, a pesar de ser un adulto, midiendo solo 97 centímetros. Adicionalmente, nació con un problema cardíaco congénito que requirió múltiples cirugías desde temprana edad. Estos desafíos de salud lo mantuvieron gran parte del tiempo en casa, donde encontró una pasión inesperada: la televisión.
“Pasé mucho tiempo en casa viendo televisión debido a mi salud”, confesó en una entrevista con el Los Angeles Times en 2000. “Pensé, si se trata de fingir, ¿por qué no puedo hacerlo yo también?”. Este pensamiento lo llevó a buscar un agente a los 12 años, iniciando una carrera que, a pesar de su corta duración, dejó una marca indeleble.
Su primer trabajo fue un comercial para Dreyer’s/Edy’s Ice Cream, conocido como “The Dancing Baby”. Posteriormente, realizó apariciones en series de televisión como Family Matters (donde interpretó a un ventrílocuo poseído) y Ally McBeal (como un joven abogado prodigio llamado Oren Koolie). Pero su gran oportunidad llegó con el papel del joven Grinch.
En How the Grinch Stole Christmas, Josh interpretó la versión infantil del icónico personaje, mostrando sus orígenes y el desarrollo de su odio por la Navidad. Este rol no solo puso en evidencia su talento, sino también su dedicación. Su transformación diaria en el pequeño Grinch requería cinco horas y media de maquillaje, dos horas más que las necesarias para Jim Carrey.
“Josh le dio corazón a la historia”, dijo Ron Howard, el director de la película. “Era simplemente encantador”. Howard incluso amplió el rol del actor al ver su impacto en el desarrollo de la trama. Tras el éxito de la película, Evans siguió cosechando éxitos con su papel de Timmy, un muñeco encantado convertido en humano, en la telenovela Passions de NBC, lo que le valió dos premios Soap Opera Digest y un Daytime Emmy.
Desafortunadamente, la vida de Josh se vio truncada el 5 de agosto de 2002, a la edad de 20 años. Murió durante una cirugía en San Diego para tratar su condición cardíaca, sufriendo complicaciones durante el procedimiento. Irónicamente, ese mismo lunes, NBC emitió un episodio de Passions en el que su personaje también moría y donaba su corazón. El capítulo había sido grabado un mes antes.
La muerte de Josh conmocionó a sus compañeros de reparto, a los fanáticos y a la industria del entretenimiento. Su compañera en Passions, Juliet Mills, lo describió como “un niño del mundo del espectáculo hasta el final”. Su lema personal, “Dream big” (“Sueña en grande”), inscrito en su lápida en el cementerio Forest Lawn de Beverly Hills, refleja su optimismo frente a la adversidad. Como él mismo dijo al Los Angeles Times: “Si puedo ayudar a una sola persona a escapar de sus problemas de la misma manera en que las películas me ayudaron a mí, habré pasado mi vida de la mejor manera posible”.