Queridos argentinos,
Quiero comenzar por agradecerles a todos. Gracias por haberme dado el honor de ser el presidente de esta gran nación y gracias por haber sobrellevado, como lo hicieron, los meses duros que tuvimos en el comienzo de nuestra gestión. Me gustaría agradecer en especial a los argentinos maltratados por el injusto modelo de la casta, los que no viven del Estado, los asalariados o quienes tienen dos empleos para sostener una familia, y a todos aquellos que la pelean incansablemente todos los días. En pocas palabras, quiero agradecerles a los argentinos de a pie, que fueron tratados como ciudadanos de segunda durante décadas y a quienes hoy queremos devolver el lugar que se merecen. El sacrificio que han hecho es conmovedor. Les aseguro que no será en vano.
Alguna vez, el presidente Menem dijo que el coraje de un pueblo se mide por la cantidad de verdades que está dispuesto a soportar. Cuando asumí la presidencia, hace exactamente un año, advertí que sacar al país de la miseria en la que nos hundió el modelo de la casta iba a requerir atravesar un impasse de dolor, incluso peor que el que ya se vivía en la Argentina. Era una verdadera prueba de fuego. Ustedes me correspondieron, soportando esa verdad y aceptando el trago amargo con la frente en alto, a pesar de todo lo que ya habían perdido. Hay un refrán que dice que “los buenos tiempos crean hombres débiles, los hombres débiles crean tiempos difíciles, los tiempos difíciles crean hombres fuertes, y que son los hombres fuertes quienes crean buenos tiempos”. Este año, los argentinos hemos demostrado ser hombres y mujeres fuertes, forjados al calor de tiempos difíciles. Hemos demostrado que, cuando un pueblo toca el fondo del abismo, su urgencia por emprender un cambio profundo e irreversible, se convierte en una verdadera fuerza de la naturaleza.
Hoy, con orgullo y esperanza, puedo decirles que hemos superado la prueba de fuego. Estamos saliendo del desierto: la recesión terminó y el país finalmente ha comenzado a crecer. Gracias por confiar en este gobierno. Esto no quiere decir que hayamos llegado a puerto, pero sí quiere decir que podemos terminar el año con alivio y de que hemos dejado atrás lo peor, y arrancar el año entrante con la certeza de que el futuro será cada vez mejor. Se vienen tiempos felices en Argentina. Pero, por eso mismo, es condición necesaria que todos tomemos dimensión de lo logrado a lo largo de este año, para custodiar y no dar por sentado lo que tanto nos costó alcanzar.
Logros de la Gestión:
El discurso continuó detallando los logros económicos del gobierno en áreas como la inflación, el déficit fiscal, la deuda externa, las reservas internacionales, la brecha cambiaria, las tasas de interés, las regulaciones, el mercado inmobiliario, las importaciones, la libertad económica, la seguridad pública, y la imagen internacional de Argentina. Se destacaron las reducciones drásticas en la inflación y el déficit fiscal, la sanación de la deuda con importadores, el aumento de las reservas internacionales, la baja en el riesgo país, la reducción de las tasas de interés, la eliminación de regulaciones, la mejora en el mercado inmobiliario, la flexibilización del comercio exterior, y la mejora en los indicadores de seguridad. Se mencionaron cifras específicas para respaldar cada uno de estos logros.
Reformas y Proyectos Futuros:
El Presidente anunció un ambicioso plan de reformas para el año 2025, incluyendo una reforma impositiva que reducirá en un 90% la cantidad de impuestos nacionales, devolviendo la autonomía impositiva a las provincias; la eliminación definitiva del cepo cambiario; la implementación de un sistema de competencia de monedas; un plan para atraer inversiones extranjeras; una reforma estructural del Estado, incluyendo la reducción de organismos públicos; reformas en materia de seguridad, incluyendo una ley de reiterancia para presos reincidentes y una ley antimafia; un plan nuclear argentino para impulsar el desarrollo tecnológico; y la búsqueda de un tratado de libre comercio con Estados Unidos.
Conclusión:
El discurso culminó con un llamado a la unidad y la esperanza, enfatizando la necesidad de continuar con las reformas para construir una nueva Argentina. Milei instó a los argentinos a mantener la vigilancia y a participar activamente en la construcción del futuro del país. También advirtió a la oposición sobre las consecuencias de oponerse a las reformas.