Enfermero acusado de robar fentanilo: un caso que revela la peligrosa realidad del tráfico de opioides

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Un enfermero del Hospital Paroissien de La Matanza fue imputado por el robo de tres ampollas de fentanilo. El caso pone de manifiesto la creciente amenaza del tráfico de opioides sintéticos y sus devastadoras consecuencias.

La noticia del arresto de un enfermero por el robo de tres ampollas de fentanilo en el Hospital Interzonal General de Agudos Paroissien de La Matanza ha generado una onda expansiva que trasciende el ámbito local. Este incidente no solo expone un delito grave, sino que también arroja luz sobre la preocupante realidad del tráfico de opioides sintéticos, una problemática que está afectando a nivel global.

Según la información proporcionada por fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense, el enfermero, identificado como Walter M. de 45 años, fue imputado del delito de hurto agravado. Las cámaras de seguridad del hospital registraron su ingreso al área restringida donde se almacenaba el fentanilo, y un allanamiento posterior en su domicilio permitió recuperar las tres ampollas robadas, junto con otros medicamentos. La fiscal Evangelina Sánchez, de la UFI N°11 de La Matanza, está a cargo de la investigación.

El fentanilo, un opioide sintético 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina, se ha convertido en un flagelo en varios países. En Estados Unidos, por ejemplo, las cifras de muertes por sobredosis relacionadas con el fentanilo son alarmantes, con más de 110.000 decesos registrados el año pasado. La facilidad con la que se puede adulterar otras drogas con fentanilo aumenta significativamente el riesgo de sobredosis accidental, incluso para consumidores que no buscan específicamente este potente opioide.

El caso del enfermero en La Matanza resalta la vulnerabilidad de los sistemas de control de medicamentos en hospitales y clínicas. La sustracción de fentanilo, un fármaco de alto costo y con un potencial adictivo devastador, no solo representa un delito contra la propiedad, sino también un grave riesgo para la salud pública. El fácil acceso de personas con conocimiento del sistema sanitario a este tipo de sustancias pone de manifiesto la necesidad de fortalecer los protocolos de seguridad y control en estos establecimientos.

La investigación deberá determinar si Walter M. actuó solo o si forma parte de una red más amplia de tráfico de opioides. La magnitud del problema y la peligrosidad del fentanilo exigen una respuesta contundente por parte de las autoridades, que debe abarcar la prevención, el control y la persecución de los delitos relacionados con el tráfico de estas sustancias.

Más allá del caso específico, este incidente sirve como una llamada de atención sobre la creciente amenaza del fentanilo y la necesidad de una mayor conciencia sobre los peligros de su consumo y tráfico. La colaboración entre las fuerzas de seguridad, el personal sanitario y las instituciones responsables es crucial para enfrentar este desafío y proteger a la población de las devastadoras consecuencias del abuso de opioides sintéticos.

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