Lanús: Los lápices seguirán escribiendo
La Asamblea Autoconvocada Lanús Resiste y la Campaña por la Expropiación de la Comisaría 3era realizaron un acto y marcha de antorchas el pasado 15 de septiembre desde Plaza Constitución, Valentín Alsina, hasta la Comisaría 3ra de Alsina. Esta comisaría, tristemente recordada como parte del circuito de exterminio y tortura de la dictadura genocida, fue el escenario de la conmemoración de los 48 años de la “Noche de los Lápices”.
El 16 de septiembre de 1976, un operativo conjunto entre la policía bonaerense y el batallón 601 del ejército secuestró a jóvenes militantes de la UES: Claudio De Acha (17), María Clara Ciocchini (18), María Claudia Falcone (16), Francisco López Muntaner (16), Daniel Racero (18) y Horacio Ungaro (17). Al día siguiente, los represores capturaron a Emilce Moler (17), también militante de la UES, Patricia Miranda (17) y Pablo Díaz (18). Moler, Miranda y Díaz sobrevivieron, mientras que el resto continúa desaparecido.
Todos fueron conducidos al centro clandestino de detención conocido como Arana, donde sufrieron torturas durante semanas. Luego, fueron trasladados a otros centros de detención, como el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes, Jefatura de Policía de la Provincia de Buenos Aires y las Comisarías 5.ª, 8.ª y 9.ª de La Plata, la Comisaría 3.ª de Valentín Alsina (Lanús), y el Polígono de Tiro de la Jefatura de la Provincia de Buenos Aires.
Los vecinos de Valentín Alsina no olvidan el horror que se vivió en la Comisaría 3ra. Su lucha se centra en que la provincia honre a quienes lucharon por una sociedad más justa y transforme la delegación policial en un espacio de memoria. Nilda Eloy, sobreviviente del Circuito Camps, incluyendo la Comisaría 3ra, es un testimonio clave para la condena de represores como Miguel Echecolatz.
El acto en la Plaza Constitución de Valentín Alsina, organizado por los Vecinos de justicia por Campomar, junto con organizaciones de DDHH y partidos políticos, fue un espacio de recuerdo, reivindicación y crítica a la coyuntura negacionista y opresiva que vive la Argentina.
En un contexto donde las políticas sociales y económicas vuelven a desmejorar la vida de los trabajadores, la sociedad en su conjunto y donde las voces del odio, que siempre apuntan a la transferencia de recursos y derechos a la clase dominante, es de suma importancia mantener viva la memoria de quienes dieron su vida por el bien común.
En un momento donde el individualismo y la desinformación se imponen, el recuerdo de la lucha por la justicia social se convierte en un faro de esperanza.
Las antorchas que iluminaron el camino hacia la Comisaría 3ra son un símbolo de resistencia y compromiso con la verdad, la justicia y la memoria. Los lápices seguirán escribiendo la historia de lucha y resistencia, para que nunca más se repita el horror del pasado.
