El ajolote, también conocido como monje del agua, es un pequeño anfibio que ha cautivado a científicos y amantes de la naturaleza por su aspecto peculiar y sorprendentes habilidades regenerativas. Es endémico de los lagos de Xochimilco y Chalco, en México, y lamentablemente se encuentra en peligro crítico de extinción debido a la destrucción de su hábitat. El ajolote se caracteriza por su apariencia única. Tiene un cuerpo rechoncho, pálida piel y branquias externas, que le dan un aspecto similar a un simpático monstruo acuático. Además, posee la capacidad de regenerar partes de su cuerpo, incluyendo el cerebro y el corazón, lo cual lo convierte en un verdadero prodigio de la naturaleza. Este anfibio vive en aguas dulces y se alimenta principalmente de insectos, peces pequeños y otras larvas acuáticas. Sus hábitos son principalmente nocturnos y se refugia entre la vegetación acuática para protegerse de los depredadores. Lamentablemente, la urbanización y contaminación de los lagos donde habita el ajolote han llevado a la degradación de su ecosistema. La pérdida de su hábitat natural, sumada a la introducción de especies invasoras y la sobreexplotación, han llevado al ajolote a enfrentarse a un panorama sombrío. Es por esto que es fundamental promover la conservación de los lagos de Xochimilco y Chalco, así como tomar medidas para controlar la contaminación y regular la pesca en la zona. Cuidar del ajolote y de su hábitat no solo implica salvar a esta especie única, sino también proteger un ecosistema valioso y promover la conservación de la biodiversidad. Tomar conciencia sobre la importancia del equilibrio ecológico y adoptar prácticas sostenibles en nuestra vida diaria son acciones fundamentales para asegurar un futuro mejor para el ajolote y otros seres vivos que dependen de un medio ambiente saludable.