El Evangelio de este domingo, según Mateo 16,21-27, nos sitúa ante el primer anuncio de la Pasión que Jesús realiza. En este pasaje, Jesús revela a sus discípulos que debe ir a Jerusalén, donde sufrirá mucho, será rechazado por las autoridades religiosas y condenado a muerte en la cruz. Aunque es un mensaje trágico, también anuncia su resurrección al tercer día. Este anuncio de Jesús sobre su destino en Jerusalén marca un punto de inflexión en su ministerio. Hasta ahora, había realizado numerosos milagros y enseñado sobre el Reino de Dios, pero ahora revela la realidad dolorosa que le espera. Su misión como Mesías implica sufrimiento y muerte, pero también la victoria sobre el pecado y la muerte a través de la resurrección. La reacción de Pedro ante estas palabras de Jesús es comprensible. Pedro, como muchos otros judíos de la época, esperaba un Mesías poderoso que liberaría a Israel del dominio romano y establecería un reino terrenal. No entendía cómo el Mesías podía ser condenado a muerte en lugar de triunfar militarmente. Sin embargo, Jesús corrige a Pedro y deja en claro que su misión va más allá de los deseos temporales y terrenales. Les dice a sus discípulos que si quieren seguirlo, también deben aceptar el llamado al sacrificio y la negación de sí mismos. Jesús dice: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mateo 16,24). Este pasaje del Evangelio nos invita a reflexionar sobre nuestra propia fe. ¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús, aunque esto implique sacrificio y negación de nosotros mismos? Jesús nos muestra que el camino del discipulado no siempre es fácil, pero es el camino que nos lleva a la vida eterna. Además, este pasaje nos recuerda que la resurrección es la culminación de la misión de Jesús. Aunque la crucifixión y la muerte parecían ser el final, la resurrección demostró que el amor de Dios es más fuerte que el pecado y la muerte. La resurrección nos da esperanza y nos muestra que la victoria final es posible. En conclusión, el primer anuncio de la Pasión en el Evangelio nos revela la realidad del sufrimiento y la muerte de Jesús, pero también nos muestra la esperanza de la resurrección. Jesús nos llama a seguirlo en este camino de sacrificio, negación de nosotros mismos y entrega total. A través de su muerte y resurrección, encontramos la vida eterna y la victoria sobre el pecado. Que esta reflexión nos anime a vivir nuestra fe con mayor profundidad y compromiso.