El Obispo de Posadas, Juan Rubén Martínez, reflexiona sobre el texto de Mt 16, 13-20 en su carta dominical, y destaca la importancia de que la Iglesia siempre confiese que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
En la carta dominical de este domingo, el Obispo de Posadas, Juan Rubén Martínez, nos invita a reflexionar sobre el texto de Mt 16, 13-20 y destaca la necesidad de que la Iglesia siempre confiese que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
El evangelio de Mateo relata el momento en que Jesús pregunta a sus discípulos quién dicen que es él. Pedro, respondiendo a esta pregunta, declara: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». El Obispo Martínez, basándose en este pasaje, nos recuerda que la Iglesia, al igual que Pedro, debe siempre confesar que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
Esta declaración de fe es fundamental para la Iglesia, ya que es la base de su identidad y misión. Confesar que Jesús es el Mesías implica reconocer su divinidad y entrega total a la salvación de la humanidad. Es un reconocimiento que nos invita a vivir en comunión con Cristo y a transmitir su mensaje de amor y esperanza al mundo.
El Obispo destaca que esta confesión de fe debe ser constante y renovada, ya que en cada época y en cada contexto la Iglesia enfrenta desafíos y tentaciones que pueden poner en peligro su fidelidad a Jesús. En un mundo marcado por la indiferencia religiosa, el relativismo y la superficialidad, es necesario que la Iglesia se mantenga firme en su fe y testimonio de Jesucristo, y que se anime a transmitir su mensaje a pesar de las dificultades.
El llamado de la Iglesia a confesar que Jesús es el Mesías no es solo una afirmación teórica, sino una respuesta de amor y gratitud a la acción redentora de Cristo. Es un reconocimiento sincero de su señorío sobre nuestras vidas y un compromiso de seguir sus enseñanzas y ejemplo.
El Obispo Martínez concluye su carta dominical animando a todos los fieles a renovar su confesión de fe en Jesucristo y a vivir en coherencia con su mensaje. Invita a la Iglesia a ser testigo del amor de Dios en el mundo, a través de sus palabras y acciones, para que más personas puedan encontrar en Jesús al verdadero Mesías y experimentar la vida plena que solo él puede dar.
En resumen, la carta dominical del Obispo de Posadas nos recuerda la importancia de que la Iglesia siempre confiese que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Es un llamado a renovar nuestra fe y a dar testimonio de Cristo en un mundo que necesita de su amor y salvación.