La decisión del gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, de unificar las elecciones provinciales con las nacionales, desata una nueva batalla interna en el peronismo bonaerense. El kirchnerismo aprovecha para presionar a Axel Kicillof, quien mantiene su decisión de desdoblar los comicios, a pesar de las presiones.
La sorpresiva decisión del gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora, de unificar las elecciones provinciales con las nacionales, ha generado un fuerte impacto en la escena política argentina, especialmente dentro del peronismo bonaerense. Esta movida, anunciada el 23 de mayo de 2025, proporciona munición al sector kirchnerista, que tras la derrota en las elecciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), ha redoblado la presión sobre el gobernador Axel Kicillof para que reconsidere el desdoblamiento de los comicios provinciales.
La importancia de la decisión de Zamora reside en que Santiago del Estero es uno de los pocos bastiones peronistas restantes en juego este año. Al alinear sus elecciones con las nacionales, Zamora, un aliado clave del peronismo, crea un precedente que el kirchnerismo busca replicar en la provincia de Buenos Aires.
El anuncio especificó que las elecciones serán concurrentes, utilizando boleta única para las categorías nacionales (senador y diputado) y boleta tradicional para las categorías provinciales. Esta estrategia busca mitigar posibles conflictos internos dentro del Frente Cívico, coalición que gobierna Santiago del Estero desde hace dos décadas.
En Buenos Aires, la decisión de Zamora exacerba la disputa interna dentro del peronismo. El sector kirchnerista, fortalecido por la derrota en CABA, argumenta que el desdoblamiento electoral perjudica al peronismo. Señalan que la victoria de Javier Milei en CABA, a pesar del intento de provincializar la elección por parte de Kicillof, demuestra la falacia de esta estrategia. Además, alegan que la baja concurrencia en elecciones desdobladas afecta al peronismo, y que la unificación garantizaría una mayor movilización de la estructura partidaria. Circulan estudios internos del PJ que respaldan esta postura.
Si bien es improbable que Kicillof dé marcha atrás con el desdoblamiento –ya aprobado por la Legislatura–, el kirchnerismo insiste en que legalmente aún es posible. La presión se centra en la idea de que un desdoblamiento podría replicar el escenario de CABA, donde una alta participación en sectores afines a Milei terminó definiendo la elección. El argumento del voto útil, en contra del peronismo, cobra relevancia en este contexto.
La situación se complica aún más por la proximidad de las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) y las elecciones generales. La unificación propuesta por Zamora, y la presión sobre Kicillof para que haga lo mismo, marcan una clara estrategia del kirchnerismo para intentar evitar posibles derrotas y maximizar la participación peronista en octubre. La pelea interna no solo tiene implicaciones para las elecciones provinciales, sino que también influye directamente en la estrategia nacional del peronismo para las elecciones legislativas de octubre.
El desarrollo de esta situación será clave para definir el panorama político argentino en los próximos meses, particularmente en la provincia de Buenos Aires, un distrito crucial para cualquier candidatura presidencial.