Alejandro Dolina, un ícono argentino que trasciende generaciones, cumple 81 años. Este artículo explora su trayectoria multifacética, desde sus inicios como genio precoz hasta su consolidación como leyenda de la radio, la literatura y la música.
Alejandro Dolina, un nombre sinónimo de la cultura argentina, celebra 81 años. Más allá de las celebraciones, este artículo se adentra en la vida y obra de este polímata excepcional, explorando las múltiples facetas que lo han convertido en una figura legendaria. Desde sus humildes comienzos en Caseros, donde un niño prodigio aprendía tango de su padre y comedia de su madre, hasta el éxito arrollador de 'La Venganza Será Terrible', Dolina ha tejido una carrera única, marcada por la creatividad, la inteligencia y un humor irónico y profundo.
Su casa en Núñez, un espacio donde se mezclan la intimidad familiar y el frenético trabajo de producción de su programa, sirve como escenario para este retrato. Dolina, con su característica ironía, reflexiona sobre su camino, un “camino de decadencia” que en realidad ha sido una ascendente trayectoria de genialidad. Su habilidad musical, tocando guitarra, piano y acordeón, así como su memoria prodigiosa para recordar tangos, es solo una parte de su vasto talento.
El artículo profundiza en la importancia de su familia en su formación, el aprendizaje de la burla y el cinismo como herramientas de expresión, y cómo sus experiencias en la escuela secundaria lo llevaron a comprender la atracción de las mujeres por “los negros atorrantes.” También explora sus pasiones: el amor, descripto como una fuente inagotable de felicidad; y el fútbol, un juego que practica hasta el día de hoy, con una intensidad y una personalidad que refleja su carácter apasionado y competitivo.
La amistad con Nito D'Alessio, un lazo de 40 años forjado en la cancha de fútbol, revela una faceta menos conocida del personaje público: la capacidad de Dolina para la improvisación, incluso en el enojo, y su talento para convertir la frustración en humor agudo y revelador. La relación con D'Alessio sirve también para reflexionar sobre el reconocimiento que Dolina ha recibido, o no, a lo largo de su trayectoria, y cómo su integridad y su negativa a transar con nadie le han marcado un camino diferente al de muchos de sus colegas.
La influencia de Manuel Evequoz, su primer jefe y amigo, y la creación de 'Manuel Mandeb', el personaje ficticio que encarna muchas de las características del propio Dolina, se analizan en el contexto de la colaboración con la revista Satiricón y con Humor, donde su talento floreció durante la dictadura. El recorrido por sus diferentes etapas profesionales, desde la publicidad hasta la radio, evidencia su versatilidad y su capacidad para transformar cualquier experiencia en una fuente de inspiración.
La creación de 'La Venganza Será Terrible' se narra como un hito crucial, destacando la improvisación, el humor, y la combinación inusual de cultura popular y alta cultura como elementos clave de su éxito. El programa, un fenómeno único en la radiofonía argentina, se analiza con la perspectiva de Carlos Ulanovsky, su primer compañero de radio, y otros colaboradores, como Gabriel Rolón y Guillermo Stronati, que forman parte de una historia de más de 40 años.
La relación de Dolina con sus hijos, Alejandro y Martín, también forma parte esencial de este relato. Ellos, herederos de su talento y humor, colaboran activamente en sus proyectos, compartiendo con él la pasión por la música y el fútbol, y ofreciendo su perspectiva personal sobre la vida y obra de su padre. El partido semanal de fútbol familiar sirve como metáfora de la persistencia, la colaboración y el legado intergeneracional.
Finalmente, el artículo aborda los proyectos pendientes de Dolina, sus sueños de llevar sus textos al cine, y sus reflexiones sobre la industria editorial. Su admiración por figuras como Borges, Messi, y su crítica a personajes como Milei, completan este perfil, revelando su visión del mundo y la cultura argentina, una visión profunda, inteligente, irónica y llena de humanidad.