Björn Johan Andrésen, el joven actor sueco que encarnó a Tadzio en la película de Luchino Visconti 'Muerte en Venecia', fue aclamado en su momento como el "niño más bello del mundo". Su rostro angelical lo catapultó a la fama internacional, pero esta misma belleza se convirtió en una maldición que marcó para siempre su vida. Seleccionado personalmente por Visconti, Andrésen, aún menor de edad, experimentó la presión y la explotación inherentes al proceso de casting y rodaje. Obligado a posar desnudo y a mostrar una vulnerabilidad que no comprendía, el joven actor sufrió el peso de una imagen que dejó de pertenecerle. Visconti, según ha declarado Andrésen en numerosas ocasiones, lo exhibía como un trofeo en eventos sociales, intensificando su malestar. La fama desmedida, alimentada por una obsesión casi frenética en Japón donde se convirtió en un ícono cultural, lo abrumó. Andrésen se vio inmerso en un torbellino de atención indeseada, convirtiéndose en un objeto de deseo para muchos hombres. Fue acogido por hombres ricos en París, quienes lo utilizaron como un "trofeo errante", ofreciéndole regalos y alojamiento a cambio de su compañía. En retrospectiva, el actor reconoce su ingenuidad en esa etapa de su vida. Más allá de la confusión sexual que experimentó brevemente durante su juventud, Andrésen siempre se identificó como heterosexual. Sin embargo, la experiencia traumática de ser objetivizado y sexualizado a una edad temprana marcó su personalidad, impactando sus relaciones futuras. La tragedia tocó a su puerta cuando su hijo Elvin, de tan solo nueve meses de edad, murió de muerte súbita del lactante (MSDL). Andrésen, quien se encontraba ebrio en ese momento, se culpa por la muerte de su hijo, sumiéndose en una profunda depresión que lo llevó a autodestruirse mediante el alcohol y el aislamiento. En la actualidad, a sus 70 años, Björn Andrésen vive alejado de los focos, prácticamente irreconocible para el público. Su historia es un ejemplo desgarrador de la explotación que sufren los niños en la industria del entretenimiento y una advertencia sobre el precio de la fama temprana y la falta de protección a menores de edad. Su transformación física refleja el desgaste emocional y psicológico al que fue sometido, un testimonio silencioso de su lucha contra la depresión, el alcoholismo y las consecuencias de un pasado que lo marcó indeleblemente. El documental "El chico más bello del mundo", estrenado en 2021, explora en detalle la vida de Andrésen y las secuelas de su experiencia en 'Muerte en Venecia'. Esta película, aunque reconocida como una obra maestra, se presenta también como un recordatorio de la vulnerabilidad de los niños y la responsabilidad moral de la industria del cine en su protección.