Tras la salida de Fernando Gago, Boca Juniors se encuentra en la búsqueda de un nuevo entrenador. Entre los nombres que circularon con fuerza, el de Gabriel Milito resonó con intensidad. Sin embargo, el ex defensor argentino sorprendió a todos al rechazar cualquier posibilidad de dirigir al Xeneize. Si bien desde el Consejo de Fútbol, liderado por Juan Román Riquelme, no hubo una oferta formal, la decisión de Milito fue contundente y se la comunicó directamente al ídolo boquense. Las razones detrás de este rechazo se basan principalmente en dos factores clave: su arraigado sentido de pertenencia a Independiente y sus ambiciones futuras dentro del club de Avellaneda. Milito, quien ya dirigió al Rojo en un breve pero significativo paso (19 partidos, 8 victorias, 6 empates y 5 derrotas), mantiene un estrecho vínculo con la institución. Su entorno ha dejado trascender que un paso por Boca podría perjudicar sus aspiraciones políticas a futuro, incluyendo su deseo declarado de ser presidente de Independiente. La decisión de Milito no se reduce solo a la lealtad, sino que también se debe a una estrategia a largo plazo. Fuentes cercanas al ex jugador afirman que considera que dirigir en Boca podría generar conflictos de intereses en su posible carrera política dentro de Independiente. Por lo tanto, prefiere evitar cualquier situación que pudiera comprometer su imagen o sus futuras aspiraciones en el club de sus amores. Mientras tanto, la búsqueda del nuevo DT de Boca continúa. El interinato de Mariano Herrón se extenderá hasta el final del Torneo Apertura 2025, pero la dirigencia Xeneize trabaja arduamente para encontrar un reemplazante antes del Mundial de Clubes. Otros nombres como Gustavo Quinteros, Eduardo Domínguez y Nicolás Diez siguen en la lista de posibles candidatos, aunque la negativa de Milito representa un golpe importante en las aspiraciones iniciales del Consejo de Fútbol. La incógnita sobre quién será el próximo entrenador de Boca Juniors se mantiene, generando gran expectativa entre los hinchas. A pesar de que el nombre de Milito era uno de los más atractivos y con posibilidades de convencerlo, su decisión reafirma la fuerte identificación que puede existir entre un entrenador y su club, anteponiendo la lealtad y los objetivos personales a largo plazo, por encima de las potenciales oportunidades en un club rival.