Las devastadoras inundaciones que azotaron la provincia de Buenos Aires a finales de mayo de 2025 dejaron al descubierto la precaria situación de la infraestructura hídrica de la región. Más de 4.000 evacuados, tres personas desaparecidas y una víctima fatal son el crudo reflejo de la magnitud del desastre. Municipios como Zárate, San Antonio de Areco, Salto, y Arrecifes, entre otros, sufrieron el impacto de las lluvias torrenciales, que superaron los 400 milímetros en algunas zonas. El agua inundó miles de hogares, dañó la infraestructura vial y paralizó la actividad económica de la región. El fenómeno, si bien se vio exacerbado por la intensidad y duración inusual de las lluvias, expuso las deficiencias crónicas en la gestión del agua. El ingeniero hidráulico Claudio Velazco, en un informe detallado, señala la necesidad urgente de obras de envergadura para ensanchar los cauces de los principales ríos y arroyos. El Arroyo Pergamino, entre Pergamino y Arrecifes, y el Río Arrecifes, desde la ruta 8 hasta el Río Baradero (casi 168 km), requieren un ensanchamiento significativo para evitar futuros desbordes. Similar situación se observa en el Paraná de las Palmas, donde el cauce necesita ser ampliado para una adecuada gestión del flujo hídrico. La disolución del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA), responsable de la planificación y ejecución de obras de agua y saneamiento, agravó la problemática. Si bien ENOHSA ejecutó 450 obras entre 2019 y 2023, la falta de continuidad en las políticas públicas en materia de infraestructura hídrica ha dejado a la provincia vulnerable ante eventos climáticos extremos. El problema no se limita a la falta de obras de gran envergadura. El diputado provincial Matías Ranzini (PRO, Zárate) destaca la problemática de los asentamientos ubicados en zonas bajas, donde la falta de planificación urbana ha contribuido a aumentar la vulnerabilidad de la población. Si bien en los últimos años se han endurecido las exigencias para nuevos loteos, la situación actual exige un reordenamiento urgente de los asentamientos preexistentes, junto a la implementación de planes de reubicación para las familias afectadas. La tragedia expone la necesidad de una planificación integral que contemple la ejecución de obras de infraestructura hídrica de gran escala, la gestión sostenible de los recursos hídricos y la planificación urbana responsable. Se requiere una inversión significativa en la construcción de diques, la limpieza y ampliación de cauces fluviales y la implementación de sistemas de alerta temprana para minimizar el impacto de futuras inundaciones. La experiencia de las inundaciones de 2025 debe servir como un llamado de atención para prevenir futuras tragedias y garantizar la seguridad de la población bonaerense.