El estadio Municipal Nicolás Chahuán Nazar fue testigo de un primer tiempo sin goles entre Unión La Calera y Coquimbo Unido. Un encuentro que, a pesar de la expectativa generada por la posición de ambos equipos en la tabla, careció de la emoción esperada en los primeros 45 minutos. Ambos conjuntos mostraron un juego cauteloso, con pocas llegadas claras de gol y un predominio del mediocampo. Unión La Calera, octavo en la tabla con 15 puntos (4 victorias, 3 empates y 3 derrotas), intentó imponer su juego en casa, pero la sólida defensa de Coquimbo Unido, que ocupa el tercer lugar con 19 puntos (5 victorias, 4 empates y 1 derrota), frustró sus intentos. El equipo local, que venía de igualar 1-1 contra Ñublense, buscó la victoria desde el inicio, pero la falta de precisión en el último pase y la eficaz labor del arquero visitante, Diego Sánchez, impidieron que se abriera el marcador. Coquimbo Unido, por su parte, llegó al encuentro con el impulso de su victoria 2-0 sobre O'Higgins. Si bien no mostraron la misma contundencia en ataque que en su último partido, su defensa se mantuvo firme y compacta, neutralizando las pocas oportunidades de peligro creadas por La Calera. El equipo visitante se mostró ordenado en el mediocampo, recuperando balones y evitando que el juego llegara con peligro a su área. El árbitro del encuentro, Matías Riquelme Sepúlveda, tuvo una actuación discreta, controlando sin mayores problemas el juego que, a pesar de la falta de goles, se mantuvo en un ambiente respetuoso. Las alineaciones de ambos equipos reflejaron las estrategias planteadas por sus entrenadores, Walter Lemma por La Calera y Esteban González por Coquimbo Unido, con formaciones 4-4-2 y 4-3-3 respectivamente, priorizando la solidez defensiva. El segundo tiempo prometía ser crucial para definir al ganador. La expectativa residía en si La Calera lograría romper la resistencia defensiva de Coquimbo Unido en casa o si el equipo visitante aprovecharía los espacios y concretaría la victoria. El empate al descanso dejó todo abierto para una segunda mitad llena de emociones y con la posibilidad de un giro inesperado en el resultado.