Los partidos de playoffs de los Knicks de Nueva York no solo han generado emoción en la cancha, sino que se han transformado en un evento de alfombra roja improvisado, eclipsando incluso la atención que suele recibir la Met Gala. La presencia de celebridades en los asientos de cancha ha creado una narrativa cultural que va más allá del baloncesto. Este año, los juegos han sido testigos de momentos memorables: Kylie Jenner y Timothée Chalamet, por ejemplo, han elegido los partidos de los Knicks para sus apariciones públicas, en lugar de la alfombra azul de la Met Gala. Las redes sociales se han incendiado con imágenes y videos de las estrellas disfrutando del juego, generando millones de interacciones y convirtiendo cada partido en un evento viral. Pero la verdadera magia ha estado en los encuentros inesperados. El casi cruce entre Kendall Jenner y Bad Bunny, exparejas, sentados a pocos metros de distancia, fue uno de los momentos más comentados. La tensión palpable y la expectativa generada por este encuentro casual han desatado una ola de especulaciones y análisis en la prensa y las redes sociales. Además de estas parejas, otras celebridades han añadido su brillo al espectáculo: Cardi B y Stefon Diggs (rumoreados como pareja), Kylie Jenner y su hermana Kendall, y un sinnúmero de otros rostros conocidos. Incluso la inusual presencia de celebridades 'bandwagon' ha generado discusiones y debates online. Este fenómeno no es enteramente nuevo. Celebridades han frecuentado los partidos de los Knicks durante años. Sin embargo, la intensidad y la viralidad alcanzadas este año son incomparables. La sinergia entre el baloncesto, el glamour y las redes sociales ha creado una experiencia única que trasciende el deporte, transformándose en un evento cultural que muchos analistas comparan con la Met Gala en cuanto a su capacidad para generar tendencias y conversación pública. Los Knicks, sin duda, han anotado un triple en el tablero de la cultura pop.