El pasado martes, un acto de violencia extrema conmocionó a la ciudad de Lucas do Rio Verde, en Brasil. Quitéria dos Santos Costa, una joven de 29 años, fue víctima de un brutal femicidio perpetrado por su expareja, Ricardo Domingos de Oliveira, de 20 años. El crimen ocurrió en plena jornada laboral de Quitéria, mientras atendía clientes en una heladería local. Las escalofriantes imágenes de las cámaras de seguridad del establecimiento muestran el momento en que Oliveira, con un casco que le ocultaba el rostro, se acerca sigilosamente a Quitéria y la apuñala por la espalda. La joven cae al suelo, intentando defenderse, pero las múltiples puñaladas recibidas le provocaron heridas fatales. Tras el ataque, Oliveira huyó del lugar. Quitéria fue trasladada de urgencia al hospital São Lucas, donde lamentablemente falleció a causa de la gravedad de sus heridas. La policía, tras una intensa búsqueda, logró detener al agresor, quien confesó el crimen. La investigación policial determinó que Oliveira y Costa habían mantenido una relación sentimental durante dos años, la cual finalizó en noviembre del año pasado. Según declaraciones de su abogado, Oliveira aseguraba haber actuado bajo un estado de inestabilidad emocional, debido al temor generado por supuestas amenazas de la víctima. No obstante, hasta el momento no existen denuncias previas por violencia de género contra Oliveira. Además de Oliveira, la policía también detuvo a su actual pareja, quien es sospechosa de haber colaborado en la huida del agresor. La investigación continúa para esclarecer todos los detalles del caso y determinar las responsabilidades correspondientes. El crimen ha sido caratulado como femicidio, un acto de violencia extrema que refleja la urgencia de combatir la violencia de género en Brasil y el mundo. Este caso, con sus imágenes impactantes, ha generado una enorme conmoción en la sociedad brasileña y ha renovado el debate sobre la necesidad de implementar medidas más efectivas para prevenir y sancionar la violencia contra las mujeres. La pérdida de Quitéria representa una tragedia, y su historia sirve como un llamado a la reflexión sobre la importancia de denunciar cualquier tipo de violencia y a la necesidad de fortalecer las políticas públicas de protección a las víctimas.