El gobierno argentino empleó una estrategia no convencional para controlar la cotización del dólar, interviniendo fuertemente en el mercado de futuros. Analizamos el impacto de esta medida y sus posibles consecuencias a largo plazo.
En medio de la compleja situación económica argentina, la cotización del dólar se ha convertido en un foco de atención constante. Recientemente, la intervención oficial en el mercado de futuros ha jugado un papel crucial para mantener la divisa por debajo de los $1.200, según Infobae del 11 de Mayo de 2025. Este artículo profundiza en esta estrategia, sus implicaciones y los riesgos asociados.
El gobierno, fiel a la promesa del presidente Javier Milei de no intervenir directamente en el mercado de contado, ha optado por una intervención indirecta, pero significativa, en el mercado de futuros. Mientras el Banco Central (BCRA) se mantuvo al margen de las operaciones de contado, su presencia en el mercado de futuros fue decisiva, particularmente el miércoles 8 de mayo. Ese día, se registró un volumen de operaciones sin precedentes en los últimos tres años, alcanzando los USD 4.240 millones. Este monto, especialmente notable en los contratos de diciembre (USD 650 millones contra USD 10 millones del día anterior), superó ampliamente los niveles habituales y ha sido interpretado por analistas como una clara señal de intervención oficial.
Consultoras como 1816 y Outlier coinciden en señalar la magnitud de la intervención. 1816 la describe como la cuarta mayor rueda de aumento de interés abierto en los últimos 10 años, comparándola solo con la era Vanoli. Outlier, por su parte, la califica como un “récord de intervención en futuros para esta administración”. Esta masiva operación provocó un desplome en las tasas implícitas, por debajo del 20% en la mayoría de los plazos. Esto incentivó a muchos exportadores a liquidar sus divisas, obteniendo una cobertura a precios ventajosos. El gobierno, a su vez, se benefició de la entrada de dólares al mercado de contado, lo que contribuyó a la baja de la cotización.
La estrategia, aunque exitosa en mantener el dólar por debajo del objetivo, no está exenta de críticas. Si bien el dólar mayorista cerró la semana a $1.136, un 5,3% por encima del precio previo a la unificación cambiaria, la pregunta clave radica en la sostenibilidad de esta estrategia. Outlier afirma con contundencia que el éxito se basa en la “intervención pura y dura”, más que en fundamentos económicos sólidos. De hecho, antes de la intervención, con una menor volatilidad, la cotización del dólar se mantenía en el centro de la banda cambiaria.
El gobierno justifica su intervención en futuros en la necesidad de mantener la inflación bajo control. El informe de Grupo IEB destaca el buen ritmo de liquidación del sector agropecuario, que en abril superó en un 34% las cifras de marzo, como un factor que apoya esta estrategia. Sin embargo, la decisión de no intervenir directamente en el mercado de contado, y la consiguiente falta de acumulación de reservas, genera preocupaciones. El Grupo IEB señala que esto podría frenar la reducción del riesgo país, dificultando el acceso a los mercados internacionales de deuda en el futuro.
En resumen, la intervención oficial en el mercado de futuros ha sido una herramienta efectiva, al menos a corto plazo, para controlar la cotización del dólar. Sin embargo, la dependencia de esta estrategia plantea interrogantes sobre su sostenibilidad y las consecuencias a largo plazo para las reservas y el acceso a financiamiento externo. El tiempo dirá si esta medida será suficiente para lograr la estabilidad cambiaria o si se requerirán otras estrategias para complementar esta intervención.
El análisis de esta situación requiere considerar las implicaciones políticas, especialmente con las próximas elecciones. El gobierno busca estabilizar la economía y mejorar su imagen pública antes de los comicios, lo cual podría influir en las decisiones tomadas en materia económica.