El Ministerio de Salud ha establecido un nuevo protocolo para la aplicación de la dosis de refuerzo bivalente en el año 2023, con el objetivo de proteger a los adultos mayores de 60 años ante la amenaza continua del COVID-19. Según esta guía actualizada, los adultos mayores deben aplicarse la dosis de refuerzo si ya han pasado al menos cuatro meses desde la última dosis recibida. Este protocolo se basa en evidencia científica que demuestra que la inmunidad disminuye con el tiempo después de la vacunación, especialmente en las personas de mayor edad. Por lo tanto, se considera esencial administrar una dosis de refuerzo para mantener un nivel adecuado de protección contra el virus. La vacuna bivalente utilizada en este protocolo está diseñada específicamente para fortalecer la respuesta inmunológica y aumentar la protección contra las variantes del virus. Esto es especialmente relevante debido a la presencia de nuevas variantes que podrían ser más contagiosas o evadir la respuesta inmune generada por las dosis anteriores. Es importante destacar que esta medida se aplica únicamente a los adultos mayores de 60 años, ya que son considerados un grupo de alto riesgo debido a su edad y posibles comorbilidades. Los adultos de otras edades deben seguir las pautas establecidas para su grupo poblacional específico. Desde el ámbito político, es fundamental destacar el compromiso y la responsabilidad de las autoridades de salud al actualizar este protocolo para garantizar la protección de nuestra población más vulnerable. Sin embargo, también es necesario señalar la importancia de una comunicación clara y accesible sobre estas medidas, así como una distribución equitativa de las dosis de refuerzo para evitar la desigualdad en el acceso a la protección. En resumen, el nuevo protocolo de aplicación de la dosis de refuerzo bivalente para adultos mayores de 60 años en 2023 busca reforzar la inmunidad y proporcionar una mayor protección contra el COVID-19. Esta medida, respaldada por evidencia científica, refleja el compromiso de las autoridades de salud en la protección de la población vulnerable. Sin embargo, es necesario garantizar una comunicación clara y equitativa, así como una distribución justa de las dosis de refuerzo.