El partido de vuelta de semifinales de la Champions League entre el FC Barcelona y el Inter de Milán prometía emociones fuertes, pero la previa ya había comenzado con un susto considerable. Lamine Yamal, la joven promesa del equipo y estrella en ascenso, abandonó el calentamiento antes de tiempo, generando un momento de tensión que paralizó a los aficionados culés.
A falta de quince minutos para el inicio del encuentro, el joven extremo se retiró del terreno de juego tocándose el cuádriceps de su pierna izquierda. Su rostro expresaba incomodidad y preocupación. Inmediatamente saltaron las alarmas en el cuerpo técnico y entre los aficionados. La escena fue aún más preocupante al observar cómo Fermín López, usualmente suplente, intensificaba su calentamiento, lo que alimentó las especulaciones sobre una posible ausencia de Yamal.
La incertidumbre se apoderó del ambiente. Comentarios como "Ojo que Fermín sale a calentar", escuchado desde las transmisiones en Movistar, amplificaron la preocupación. Lamine fue examinado por los médicos dentro del vestuario en una tensa espera de diez minutos. Se le vio en conversación con el doctor Ricard Pruna, el responsable médico del equipo, en dos ocasiones: una antes de retirarse a vestuarios y otra en el túnel, antes del inicio del partido.
Finalmente, y para alivio de todos, se decidió que Lamine Yamal podía jugar. A pesar del susto inicial, el joven jugador salió a la cancha para disputar su partido número 100 con la camiseta azulgrana, una cifra notable para su corta edad y un hito logrado justo dos años después de su debut en el Camp Nou ante el Real Betis. La decisión trajo un enorme alivio a la afición culé, que había vivido momentos de incertidumbre y angustia.
La ausencia de Lamine hubiese sido un golpe significativo para el Barcelona, considerando su enorme contribución a lo largo de la temporada, donde ha acumulado 14 goles y 24 asistencias, destacando especialmente sus dos asistencias en la final de Copa del Rey contra el Real Madrid. El entrenador, Hansi Flick, decidió mantener el mismo once que conquistó el título de Copa, incluyendo a Lamine, Raphinha y Ferran en la delantera.
El incidente, sin embargo, nos recordó la fragilidad de las estrellas en ascenso y la importancia de la salud física en el deporte de alto nivel. Si bien todo terminó bien, los diez minutos de incertidumbre fueron suficientes para generar una intensa ola de tensión entre los aficionados del Barcelona. La experiencia demostró, una vez más, la pasión y la conexión profunda que existe entre el club y su hinchada.
