El Allianz Arena contenía la respiración. El Bayern Munich, a punto de asegurar la Bundesliga, se encontraba abajo 2-0 ante el Leipzig en un partido que parecía escapar de sus manos. Pero lo que sucedió en los últimos minutos fue una lección de fútbol, una montaña rusa de emociones que dejará huella en la historia de la liga alemana.
El Leipzig, jugando con precisión y determinación, había logrado una ventaja cómoda. Los goles de Sesko (11') y Klostermann (39') ponían al Bayern contra las cuerdas. El equipo bávaro, impreciso en la primera parte, parecía incapaz de superar la sólida defensa del Leipzig.
Sin embargo, la entrada de Coman y Goretzka en el segundo tiempo cambió el panorama. El Bayern, con una intensidad renovada, comenzó su remontada. Primero, Dier anotó a los 62 minutos, reduciendo la diferencia a 2-1. Pero entonces, ocurrió lo impensable.
En un lapso de apenas 46 segundos, el Bayern marcó dos goles. A los 63 minutos, Olise empató el partido después de un saque de medio del Leipzig que terminó en un error defensivo. El Bayern supo aprovechar con enorme contundencia la falla. La velocidad de las jugadas y la eficacia de Olise fueron claves en esta remontada vertiginosa. El equipo bávaro pasó del 1-2 al 2-2 en un abrir y cerrar de ojos.
El éxtasis parecía asegurado. Sané, con un golazo a los 83 minutos, puso al Bayern arriba 3-2, desatando la euforia en las gradas. Parecía que, finalmente, la Bundesliga se acercaba a las vitrinas del Bayern. Harry Kane, ausente por acumulación de tarjetas amarillas, se preparaba para celebrar desde la banca.
Pero el fútbol, como siempre, nos tenía una última sorpresa guardada. En una jugada a los 94 minutos, un error defensivo en la salida del Bayern fue aprovechado por Poulsen, quien anotó el 3-3 definitivo para el Leipzig. Un gol que congeló la euforia bávara y dejó la definición del campeonato en suspenso.
El empate agridulce deja al Bayern a un paso del título. Si el Bayer Leverkusen no vence al Friburgo este domingo, el Bayern se coronará campeón. De lo contrario, tendrán que esperar a la siguiente fecha para celebrar, en un partido de local ante el Borussia Monchengladbach, con Kane posiblemente en cancha.
Este partido quedará en los anales del fútbol como un ejemplo de la imprevisibilidad y la emoción del deporte rey. Un partido que pasó de la desesperación a la euforia, para finalmente concluir en un empate que dejó a todos con el corazón en la mano.