Cómo el Papa Francisco reflejó la ética de trabajo de San José

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En la fiesta de San José Obrero, exploremos cómo el difunto Papa Francisco emuló al padre terrenal de Jesús, un modelo de diligencia silenciosa y servicio fiel.

Cada 1° de mayo, los católicos y muchos otros celebran la fiesta de San José Obrero, establecida en reconocimiento a la dignidad del trabajo, arraigada en el Edén y nuestra cooperación con el Creador, y a San José como el patrón de todos los trabajadores. Para creyentes y no creyentes por igual, José representa un modelo intemporal de diligencia silenciosa y servicio fiel: un hombre sencillo que logró la grandeza no a través de la riqueza o la fama, sino a través del amor constante y el trabajo duro. Este año, la festividad tiene una especial importancia ya que es la primera desde la muerte del Papa Francisco el 21 de abril de 2025. El Papa Francisco no solo veneraba profundamente a San José, sino que también reflejó su ética de trabajo de maneras notables. **La devoción del Papa Francisco a su "Querido Amigo"** Desde el comienzo de su papado, el Papa Francisco mostró una sincera devoción a San José. Su misa inaugural fue el 19 de marzo de 2013, día de San José, y encomendó su nuevo ministerio al cuidado de José. A lo largo de los años, Francisco a menudo se refirió a San José como uno de sus compañeros más cercanos en la fe, incluso llamándolo su "querido amigo" en el cielo. En 2020, el Papa Francisco proclamó un Año especial de San José, conmemorando el 150 aniversario de la declaración de José como patrón de la Iglesia universal. Lo marcó escribiendo "Patris corde" ("Con corazón de padre"), una conmovedora carta en la que describió la ternura, el coraje y la paternidad amorosa de José. Es notable que el Papa Francisco había rezado a San José todos los días durante más de 40 años, confiando en "este amigo, este padre, este guardián" para obtener fuerzas. Uno de los símbolos más vívidos de la devoción del Papa Francisco fue la pequeña estatua de San José dormido que tenía en su escritorio, como explicó una vez Francisco. Con una sonrisa, Francisco contó que "cuando tengo un problema, una dificultad, escribo una pequeña nota y la pongo debajo de San José... ¡Le digo: reza por este problema!" Era un ritual encantador de un líder que sabía que no podía cargar con las responsabilidades solo. Al confiar sus preocupaciones a José, el Papa mostró no solo su profunda amistad espiritual con el santo, sino también su propia humildad en el liderazgo. **Reflejando la humildad y la diligencia de San José** El Papa Francisco a menudo se hacía eco de las virtudes silenciosas de San José a través de su propia ética de trabajo y hábitos diarios. Al igual que José, quien nunca pronunció una palabra en las Escrituras pero habló mucho a través de las acciones, Francisco lideró con hechos humildes más que con grandes discursos. Vivió en la sencilla casa de huéspedes del Vaticano en lugar del ornamentado palacio papal, cocinaba sus propias comidas a veces y encontraba maneras de ministrar a los desamparados, como establecer duchas cerca de San Pedro. Los que estaban cerca de él observaron a un hombre que se levantaba temprano para orar y trabajaba largas horas con una alegría sencilla, tal como el carpintero de Nazaret podría abrir su taller al amanecer. Apreciaba el valor del trabajo ordinario y las personas que lo realizan, recordando a menudo al mundo que la dignidad proviene del trabajo honesto y el servicio, no del poder o el prestigio. De esta manera, el Papa encarnó el espíritu de San José Obrero, arremangándose para hacer lo que Dios le pidiera, ya fuera reformar la gobernanza de la Iglesia o lavar los pies a los presos. A través de todos los agotadores viajes y desafíos de su papado, Francisco mostró una fuerza silenciosa que recuerda al coraje constante de José al cuidar de María y Jesús. Es fácil notar la gentil paternidad del Papa Francisco a lo largo de su pontificado: su cuidado protector por los pobres, los vulnerables y los jóvenes. Así como José protegió a su familia en tiempos de problemas, el Papa Francisco se convirtió en un guardián de los más vulnerables. Hablaba suavemente pero actuaba con firmeza, guiado por la conciencia y la compasión. Y en momentos de prueba personal, desde problemas de salud hasta momentos de crítica, Francisco, como José, confió en la providencia de Dios y continuó sin fanfarrias. Se podría decir que el Papa tenía la ética de trabajo de un carpintero y el corazón de un padre, arreglando silenciosamente lo que estaba roto y animando amorosamente a quienes lo rodeaban. De hecho, Francisco a menudo bromeaba diciendo que San José hacía milagros "incluso mientras dormía", ¡así que el Papa pensó que debería mantenerse tranquilo y dejar que José manejara algunas cosas por la noche! Esa confianza alegre lo capacitó para enfrentar el trabajo de cada día con serenidad y propósito. **Un legado de fuerza silenciosa y esperanza** En esta fiesta de San José Obrero del 1° de mayo, los fieles pueden encontrar inspiración en las historias entrelazadas de San José y el Papa Francisco. Uno fue un hombre del siglo I, trabajando en un taller de Nazaret; el otro, un papa del siglo XXI, a menudo llamado "el párroco del mundo", trabajando en la viña del Señor. Ambos enseñaron con el ejemplo que la verdadera grandeza se encuentra en la humildad y la fidelidad. El fallecimiento del Papa Francisco hace poco más de una semana pesa en muchos corazones, pero su legado brilla intensamente. En su sonrisa gentil, su servicio incansable y su inquebrantable devoción a San José, vemos el poder perdurable de la santidad silenciosa.
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