Una alianza inesperada entre el gobernador de Chubut, Ignacio Torres (PRO), y el sindicalista Jorge Taboada, segundo de Hugo Moyano, busca mitigar la crisis laboral en la industria petrolera de la región, marcada por una ola de despidos.
La convulsionada situación de la cuenca del Golfo San Jorge, afectada por despidos masivos en el sector petrolero, ha dado lugar a una alianza política insólita. El gobernador de Chubut, Ignacio Torres (PRO), ha encontrado un inesperado aliado en Jorge Taboada, la mano derecha de Hugo Moyano en la Federación de Camioneros, para contener la creciente conflictividad social. Esta unión estratégica, que ha generado sorpresa en el ámbito político, se centra en la necesidad de preservar el empleo en una región golpeada por la reestructuración de la industria y la salida de empresas como YPF de varias áreas.
Taboada, quien ha descrito la gestión de Torres como "hacer peronismo en Chubut", ha elogiado el compromiso del gobernador con la generación de empleo. Sus declaraciones reflejan una relación recíproca, en la que el apoyo sindical a Torres garantiza una relativa paz social en medio de la ola de despidos. Este respaldo se ve reforzado por la colaboración del diputado nacional y secretario general del Sindicato de Petroleros Privados de Chubut, Jorge "Loma" Ávila (Juntos por el Cambio), quien también ha expresado su apoyo a la gestión de Torres.
La situación es crítica: se estima la pérdida de alrededor de 5000 puestos de trabajo en la región, incluyendo al menos 2000 en Chubut. En Comodoro Rivadavia, epicentro de la actividad petrolera, la cantidad de exámenes post ocupacionales se ha duplicado, evidenciando el aumento de desvinculaciones. Si bien muchos de estos despidos se enmarcan como "retiros consensuados", con indemnizaciones superiores a lo habitual, la incertidumbre sobre el futuro económico de miles de trabajadores permanece. El intendente de Comodoro Rivadavia, Othar Macharashvili, incluso habla de una posible pérdida de entre 3000 y 3500 empleos en su ciudad.
El apoyo de Taboada y Ávila es fundamental para Torres, ya que evita el estallido de conflictos gremiales de gran envergadura. Esta estrategia de contención contrasta con la situación de otras regiones, donde la conflictividad social es mucho más pronunciada. No obstante, la colaboración de Ávila con el gobierno de Javier Milei, incluyendo su voto favorable al proyecto de préstamo con el FMI, demuestra la complejidad del panorama político y la flexibilidad ideológica para alcanzar objetivos concretos, como la contención de la crisis laboral.
La trayectoria política de Taboada, incluyendo su paso como diputado nacional por una alianza peronista y su estrecha relación con Moyano, refuerza el carácter excepcional de esta alianza. Su intento fallido por acceder a un cargo de liderazgo en la CGT, finalmente ocupado por Octavio Argüello (quien también mantiene una buena relación con Torres), no ha afectado su influencia en Chubut.
En resumen, la alianza entre Torres y Taboada representa una estrategia pragmática para enfrentar la crisis en Chubut. Si bien sorprende la convergencia entre un gobernador del PRO y un referente del moyanismo, el objetivo común de mitigar los efectos de los despidos en la industria petrolera ha primado sobre las diferencias ideológicas, al menos por el momento. El tiempo dirá si esta alianza inusual puede sostenerse a largo plazo y si resulta eficaz para abordar los profundos problemas económicos y sociales que aquejan a la región.