El central vasco Iñigo Martínez ha vivido una temporada llena de contrastes. Tras dos dolorosas derrotas en finales de Copa del Rey, una con el Athletic Club de Bilbao y otra con el mismo equipo, finalmente logró levantar el ansiado trofeo con el FC Barcelona. Su trayectoria, sin embargo, va más allá de la simple victoria en La Cartuja. Se entrelaza con un viaje secreto, con una historia de lealtad a sus raíces y una profunda conexión con su pasado.
Un viaje de incógnito cargado de significado
Tras la victoria del FC Barcelona en los cuartos de final de la Champions League contra el PSG, Iñigo Martínez, con permiso del club y Xavi, tomó un vuelo privado a Bilbao. No se trataba de un descanso; sino de una visita para celebrar el título de Copa del Rey logrado por su antiguo equipo, el Athletic. Este viaje, realizado en secreto, muestra la profunda conexión emocional que aún mantiene el jugador con la ciudad y con sus excompañeros. Para Iñigo, fue una manera de celebrar el éxito de su equipo y de asegurar que sus hijas pudieran verlo participar en una celebración tan importante, especialmente tras una victoria como la del Athletic, que regresó a la Gabarra tras 40 años.
De las derrotas a la victoria: una historia de redención
La temporada 2019-20 marcó un punto de inflexión. En la final de la Copa del Rey, disputada un año después debido a la pandemia, Iñigo Martínez perdió con el Athletic contra la Real Sociedad. Un penalti provocado por él mismo, convertido por Oyarzabal, selló la derrota. Al año siguiente, una nueva final, esta vez contra el Barcelona de Ronald Koeman, terminó con un abultado 4-0 para los culés, con Iñigo en el campo durante los 90 minutos. Estas dos derrotas en La Cartuja, en finales consecutivas, pesaban sobre sus hombros.
En la final del 2025 con el Barça, la tercera para él, la historia dio un giro radical. Bajo la dirección de Hansi Flick, tras haber superado las lesiones que le habían mermado en la temporada anterior, Iñigo Martínez fue una pieza clave en la defensa azulgrana. Formó una sólida dupla con Pau Cubarsí, mostrando su experiencia y liderazgo en los dos clásicos contra el Real Madrid y consolidándose en el once titular. Su rendimiento fue excepcional, crucial en la conquista del título copero.
Más allá del fútbol: un hombre de familia y de valores
El éxito deportivo se entrelaza con su vida personal. Imágenes de Iñigo celebrando la victoria con sus hijas, Nikole y Paule, se viralizaron rápidamente. Este momento íntimo refleja la importancia de la familia para el futbolista, y su deseo de compartir sus logros con sus seres queridos. La celebración con sus hijas, tras las dos derrotas anteriores, muestra una victoria personal incluso más allá del campo de fútbol.
La conquista de la Copa del Rey para Iñigo Martínez no es solo un título más en su palmarés; es el triunfo de la perseverancia, el sello de una redención deportiva y la confirmación de su liderazgo tanto dentro como fuera del campo. Su viaje secreto a Bilbao, una muestra de sus raíces, demuestra su compromiso con el fútbol y sus valores, y que la pasión por el deporte y por la familia son un sello inseparable de la personalidad de un futbolista ejemplar.