El Calvario de Matías Tissera: Entrenamiento en 'El Penal del Infierno' y la Angustia de la Separación Familiar

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El delantero de Huracán, Matías Tissera, se encuentra detenido en la cárcel de Bouwer, apodada 'el penal del infierno'. Infobae te cuenta cómo enfrenta su reclusión, lejos de su familia y del fútbol.

Matías Tissera, refuerzo estrella de Huracán, llegó al club con grandes expectativas. Sin embargo, su paso por el equipo se vio truncado abruptamente tras su detención el 1 de abril en Ezeiza, acusado de organizar una extorsión. Desde entonces, su vida ha dado un giro radical, pasando de la élite del fútbol a la dura realidad de la cárcel de Bouwer, en Córdoba, conocida entre los internos como “el penal del infierno”.

La situación de Tissera es compleja. Inicialmente, se esperaba una resolución rápida, pero la causa por extorsión en grado de tentativa se ha prolongado, manteniéndolo detenido por más de tres semanas. Su abogado, Adolfo Allende Posse, trabaja incansablemente para lograr su excarcelación, argumentando la inexistencia de riesgo de fuga y la solidez de los vínculos del jugador con el club.

La vida en prisión para Tissera es una mezcla de altibajos. Los primeros días fueron difíciles, enfrentando la crudeza de un pabellón común. Sin embargo, luego fue trasladado a un pabellón con detenidos menos violentos, compartiendo celda con un abogado, sindicalistas y dueños de una constructora, una ironía considerando la acusación en su contra.

La acusación se centra en una supuesta extorsión al dueño de Vilahouse, Florencio Ferrara, quien según la denuncia, estafó a Tissera en la construcción de una casa prefabricada. El jugador, tras varios intentos fallidos de recuperar su dinero, recurrió a un intermediario, Luis Suárez, quien según la fiscalía, llevó adelante la extorsión con la anuencia de Tissera.

Su rutina diaria en prisión incluye dos horas de entrenamiento en el patio, un esfuerzo por mantener su condición física, aunque lejos de las condiciones ideales para un deportista profesional. La alimentación es complementada con ayuda de los familiares de otros internos. La decisión de Tissera de no recibir visitas familiares, para evitar el sufrimiento de su esposa y su pequeño hijo de tres años, es un reflejo de su profundo pesar y angustia.

El contacto con su familia se limita a llamadas telefónicas. Su esposa, Sofía Arozamena, describe la desesperación de su marido por la situación y la dificultad de mantener a su hijo Felipe ajeno a la dura realidad de la prisión. Arozamena ha compartido detalles sobre la difícil situación familiar, la angustia de Felipe al no comprender la ausencia de su padre y la necesidad de recurrir a explicaciones que suavicen el impacto de la noticia.

Mientras tanto, en Huracán, el club y sus compañeros esperan su regreso. Han presentado toda la documentación necesaria a la Justicia para respaldar el pedido de excarcelación, demostrando los fuertes vínculos del jugador con el club y su intención de no evadir la justicia. La esperanza en el círculo íntimo de Tissera es que la fiscalía tome una decisión favorable en los próximos días, permitiendo que el jugador vuelva a los entrenamientos y a la cancha, dejando atrás el calvario vivido en ‘el penal del infierno’.

La situación de Matías Tissera es un ejemplo de los desafíos inesperados que pueden enfrentar los deportistas, mostrando el lado humano y la fragilidad detrás de las luces del fútbol profesional. Su historia nos invita a reflexionar sobre la justicia, la presunción de inocencia y el impacto emocional que una situación de este tipo tiene en una familia.

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