El delantero de Huracán, Matías Tissera, cumple días de encierro en la cárcel de Bouwer, acusada de ser "el penal del infierno". Infobae detalla su rutina diaria, el impacto en su familia y las perspectivas de su liberación.
Matías Tissera, refuerzo estrella de Huracán, se encuentra detenido en la cárcel de Bouwer, Córdoba, conocida como "el penal del infierno", acusado de participar en una extorsión. Lejos de los campos de juego, su vida diaria se compone de arduos entrenamientos improvisados en el patio de la prisión, largas horas de lectura y escasas comunicaciones telefónicas con sus seres queridos, a quienes decidió no recibir visitas para protegerlos del impacto emocional de la situación.
Desde su arresto el 1 de abril, mientras viajaba con el equipo a Brasil para un partido de Copa Sudamericana, la situación de Tissera ha sido un torbellino. Inicialmente, se esperaba una declaración por zoom, pero la investigación tomó un giro inesperado. Acusado de organizar una tentativa de extorsión contra Florencio Ferrara, dueño de la firma Vilahouse, que lo estafó con una casa prefabricada en Rojas, su ciudad natal, Tissera recurrió a un intermediario, Luis Suárez, quien según la fiscalía, empleó métodos intimidatorios para presionar a Ferrara.
Su abogado, Adolfo Allende Posse, describe la situación de Tissera como una pesadilla. Si bien la prisión no representa una amenaza física, la imposibilidad de ver a su esposa e hijo de tres años genera una profunda angustia. Allende enfatiza la necesidad de una excarcelación, argumentando que no hay riesgo de fuga y comparando la situación con una lesión que requiere reposo y rehabilitación. Las autoridades del penal confirman que Tissera entrena dos horas al día en el patio y recibe una alimentación adecuada, complementada con alimentos aportados por otros reclusos.
La rutina carcelaria de Tissera incluye la lectura, particularmente libros sobre fútbol y biografías de jugadores. El contacto con otros detenidos del Pabellón E ha permitido un cierto grado de socialización, incluyendo juegos de azar y charlas sobre la actualidad futbolística. Incluso, desde la cárcel, sigue de cerca los resultados de Huracán, club que le manifestó su apoyo incondicional y presentó los contratos del jugador a la justicia para respaldar el pedido de excarcelación.
Mientras tanto, la fiscal Silvana Fernández evalúa la posibilidad de excarcelar a Tissera. Si bien las pruebas parecen indicar que no existe riesgo de fuga ni entorpecimiento a la investigación, aún no hay una decisión firme. Mientras tanto, su esposa, Sofía Arozamena, describe la difícil situación familiar y la incertidumbre que viven, la difícil situación de tener que ocultar la verdad a su hijo de tres años. También relata la bienvenida "tumbera" en su llegada a prisión y la angustia de Matías.
A pesar de todo, el optimismo persiste. Huracán espera su pronta reincorporación, y Tissera, desde "el penal del infierno", mantiene la esperanza de volver a las canchas, entrenando en el patio de la prisión, leyendo y soñando con una temporada fructífera para él y su equipo.