La reconocida pastelera Maru Botana se enfrenta a la propuesta de un reality show que mostraría la vida cotidiana de su numerosa familia. Descubre su respuesta y los detalles de esta decisión que podría cambiar la vida de los Botana.
Maru Botana, famosa por su programa de cocina en patines y por ser la "Reina del Rogel", se encuentra en el centro de la atención mediática tras considerar la posibilidad de protagonizar un reality show junto a su familia. La propuesta, realizada por la revista Gente, la confronta con la decisión de exponer la vida privada de sus siete hijos, junto a su esposo Bernardo Solá.
Si bien la idea de un reality familiar al estilo de "Los Tinelli" o "Caniggia Libre" podría resultar atractiva para el público, Maru expresa sus dudas. La principal razón es la discordia entre sus hijos, con algunos mostrando interés y otros rechazando la idea. "Algunos dicen que sí, otros que no", afirma la pastelera, dejando entrever la complejidad de la decisión.
Pero la casa de los Botana es una casa peculiar. Como la propia Maru describe: "Mi casa es como un hostel. Entran todos, vienen amigos... Es una casa abierta. De repente abrís y hay tres amigos durmiendo, gente que no sabés ni quién es. Es un perfecto hostel... amo". Esta descripción da una idea de la dinámica familiar y la cantidad de personas que transitan por su hogar. Esta particularidad agrega un desafío adicional a la posibilidad de un reality, pues la constante afluencia de invitados podría crear aún más complejidad para la producción.
La convivencia familiar es otra pieza clave en esta historia. Sus siete hijos continúan viviendo en su hogar, según Agustín, el hijo mayor, porque "seguimos comiendo bien". Este dato subraya la cercanía y la unidad familiar, aunque también pone de manifiesto la posible presión que un reality podría generar sobre esta dinámica.
El fallecimiento de su hijo Facundo en 2008 es un punto crucial a considerar. Este doloroso suceso marcó a la familia, y la idea de volver a exponer su vulnerabilidad en televisión es una decisión que Maru no toma a la ligera. La conmoción que generó la pérdida de su bebé sigue presente, y la posibilidad de compartir esa parte de su historia con el público plantea una significativa carga emocional.
Aunque no da una respuesta definitiva sobre la realización del reality, Maru deja claro que la decisión depende en gran medida de la opinión de sus hijos y de la posibilidad de equilibrar la exposición pública con la necesidad de preservar su intimidad familiar. Mientras tanto, continúa su vida, administrando los desafíos de una casa siempre abierta y lidiando con el impacto mediático que genera cada una de sus declaraciones.