El fallecimiento del Papa Francisco marcó un hito en la historia de la Iglesia Católica. Este artículo profundiza en los detalles de su funeral, su decisión de un entierro sencillo en la Basílica de Santa María la Mayor, y el simbolismo detrás de este acto, reflejando su vida dedicada al servicio y a los más necesitados.
El 25 de abril de 2025, el mundo se despidió del Papa Francisco. Su funeral, un evento de magnitud global, contrastó con la sencillez que caracterizó su pontificado. A diferencia de sus predecesores, Francisco optó por un entierro en la Basílica de Santa María la Mayor, un lugar profundamente significativo para él por su devoción a la Virgen María y sus lazos con la orden jesuita. El ataúd, de madera sencilla y sellado con una ceremonia cargada de simbolismo, contenía no solo sus restos, sino también objetos que reflejan su legado: monedas y medallas acuñadas durante su papado, y un documento –el 'rogito'– que resume su vida y pontificado, destacando su atención a los más vulnerables, su preocupación por el medio ambiente y su lucha contra los abusos dentro del clero.
Un detalle particularmente conmovedor fue la inclusión de sus zapatos usados. Este gesto sencillo, pero poderoso, subraya la humildad que lo definió y su rechazo a la ostentación. La ceremonia de sellado del féretro, descrita por los medios como antigua y solemne, incluyó la colocación de un velo de seda blanca sobre su rostro y la aspersión de agua bendita. El cardenal Kevin Farrell firmó el 'rogito', un documento formal escrito en latín que será un testimonio para las futuras generaciones.
La elección de Santa María la Mayor, lejos de la tradicional Basílica de San Pedro, se debe a una profunda conexión personal del Papa con este templo. El Cardenal Rolandas Makrickas reveló que Francisco, en 2022, compartió una experiencia que lo llevó a tomar esta decisión: una visión de la Virgen María que le indicó que preparara su tumba allí. La basílica tiene fuertes lazos con la orden jesuita a la que Francisco pertenecía, y alberga la imagen de la 'Salus Populi Romani', una figura mariana venerada por el Papa. Makrickas también destacó la conexión de Santa María la Mayor con la Basílica de San Juan de Letrán, otro lugar significativo para la orden franciscana, mostrando la profunda relación de Francisco con ambos linajes espirituales.
La sencillez del funeral de Francisco, incluyendo la ubicación de su tumba y la inclusión de sus zapatos usados, no disminuye la magnitud del evento ni la importancia de su legado. Por el contrario, refuerza la imagen del Papa como un líder espiritual que priorizó la humildad y el servicio a los demás, valores que serán recordados a través de las generaciones. Su sepultura, simple y esencial, se presenta como una reflexión de su vida y un símbolo de su compromiso con los más necesitados. Los detalles, desde la elección de la piedra del sepulcro hasta la escueta inscripción, reflejan este espíritu de sencillez y autenticidad.