La Resurrección del Esquilino: Cómo el Papa Francisco Revive un Barrio Romano

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El fallecimiento del Papa Francisco y su decisión de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor ha desatado una ola de esperanza en el barrio del Esquilino, un área históricamente considerada marginal en Roma. Descubre cómo este evento podría transformar la zona, atrayendo turismo religioso y revitalizando su economía y su imagen.

El barrio del Esquilino en Roma, a menudo descrito como "plutôt malfamé" (bastante mal afamado), se encuentra en la cúspide de una posible transformación. La decisión del Papa Francisco de ser enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, ubicada en el corazón del Esquilino, ha inyectado una inesperada dosis de optimismo en sus residentes y comerciantes. Históricamente, el Esquilino ha sido una zona popular, con calles desgastadas y una reputación menos favorable entre turistas y romanos. La proximidad a la estación Termini, un punto neurálgico de tránsito, ha contribuido a la presencia de personas sin hogar y problemas de drogas, según testimonios de residentes como Guido, dueño de un restaurante cercano a la estación. Él mismo describe el Esquilino, junto con la Piazza Vittorio Emanuele II, como "el peor barrio del centro de Roma". Sin embargo, la perspectiva de convertirse en un lugar de peregrinación para los fieles de todo el mundo, atraídos por la tumba del Papa Francisco, ha generado una oleada de esperanza. La afluencia de visitantes ya es perceptible. Giulia, recepcionista de un hotel cercano a la basílica, relata un incremento significativo en las reservas, particularmente de estadounidenses y españoles, con una ocupación completa para el día de los funerales y numerosas reservas con meses de antelación. En las calles que rodean la basílica, se observa un contraste marcado entre la arquitectura palecristiana de la iglesia y las paredes cubiertas de grafitis. El ambiente, aunque aún refleja la realidad de un barrio popular, palpita con una nueva energía. Los vendedores de recuerdos, como Asan, propietario de una tienda en la Via Liberiana, observan con cautela el aumento del flujo de personas, esperando que esta nueva afluencia repercuta positivamente en sus negocios. La presencia del Papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor no solo podría revitalizar la economía local a través del turismo religioso, sino que también podría contribuir a mejorar la imagen del barrio. La llegada de visitantes podría impulsar la restauración de edificios, la mejora de las infraestructuras y una mayor presencia policial, generando un ambiente más seguro y atractivo. Es una oportunidad para el renacimiento del Esquilino, un cambio que para muchos residentes es necesario y largamente esperado. La historia del Esquilino, tras la inhumación del Papa, se presenta como un ejemplo de cómo un evento de gran magnitud puede generar un impacto profundo y positivo en una comunidad, transformando no sólo su panorama económico, sino también su identidad y su perspectiva de futuro. El tiempo dirá hasta qué punto esta resurrección se materializa, pero la semilla de la esperanza ya ha sido sembrada.
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