Catalina Gorostidi, la participante que marcó un hito en Gran Hermano por ser la concursante más eliminada en la historia del programa, ha dado una entrevista exclusiva donde desmenuza su experiencia dentro de la casa y su posterior reacción al enfrentarse a la opinión pública.
Su regreso al reality, tras haber sido eliminada en ediciones anteriores, generó una gran expectativa, pero su paso por la casa no estuvo exento de polémicas. A pesar de su estrategia consciente de "brindar un show al público", la reacción de la audiencia superó sus expectativas. En sus propias palabras: "Pensé que la estaba rompiendo afuera, pero salí y resulta que todo Argentina me odia".
En una entrevista posterior a su eliminación, Catalina defendió sus acciones, afirmando que cada interacción y decisión dentro de la casa fue cuidadosamente planeada. Si bien se reconoce consciente de la imagen que proyectó, afirma estar orgullosa de su juego y de su capacidad para generar controversia. "Sé lo que soy y estoy orgullosa de mí", declaró.
Las críticas han sido especialmente intensas tras algunos incidentes específicos dentro de la casa. La controversia sobre el incidente con el peluche de Santiago "Tato" Algorta fue un ejemplo claro. Su respuesta ante las acusaciones fue contundente: "Fue una diversión inocente, creo que esta casa es de una generación de cristal que no se lo puede aguantar".
Su enfrentamiento con Gastón Trezeguet, ex participante de otra edición, en un debate televisivo también fue un punto álgido. Trezeguet la criticó por ciertas estrategias, calificándolas como errores que perjudicaron su imagen fuera del programa. Catalina respondió a la defensiva, justificando sus actos y recordando a Trezeguet sus propias acciones en su paso por el reality.
Más allá de la controversia, Catalina se muestra irónica y desafiante ante su récord de eliminaciones. "Soy récord", afirma con un toque de orgullo, reconociendo que su participación en Gran Hermano, aunque controversial, la ha mantenido en el centro de atención. Su actitud frontal y sin tapujos ha generado una reacción polarizada, dejando una huella indeleble en la historia del programa. Su historia no sólo muestra la complejidad de la dinámica en un reality show, sino también la forma en que la percepción pública puede moldearse y manipularse en el contexto de un juego mediático.
El paso de Catalina por Gran Hermano ha generado un debate amplio sobre la estrategia, la personalidad y la construcción de la imagen pública. Su historia continuará siendo analizada y discutida por los fanáticos del reality, quienes seguramente seguirán opinando sobre la jugadora más polémica de esta edición.