En el 2019, River Plate, recién campeón de América, buscaba reforzar su plantel. Con la partida de Gonzalo Martínez, Marcelo Gallardo tenía claro que necesitaba un volante ofensivo con la magia y la capacidad de desequilibrio del Pity. El elegido fue Luis Díaz, la joya colombiana de Junior de Barranquilla. La dirigencia, liderada por Rodolfo D'Onofrio, inició las negociaciones con entusiasmo. La primera oferta de River fue rechazada. Sin embargo, el club de Núñez redobló la apuesta, llegando a ofrecer casi 6 millones de dólares brutos (aproximadamente 5 millones netos) por el 75% del pase del jugador. En las redes sociales, se filtró la información de que Díaz veía con buenos ojos la propuesta, calificándola como 'muy buena'. Pero la historia dio un giro inesperado. Junior de Barranquilla se mantuvo firme en su postura y exigió 8 millones de dólares por la transferencia. Esta diferencia de dos millones de dólares, aparentemente insignificante en el contexto de un mercado de pases internacional, resultó insalvable para la economía riverplatense en ese momento. Las negociaciones se estancaron, y tras una semana de idas y vueltas, la llegada de Díaz a Núñez se declaró oficialmente como imposible. La frustración fue evidente en Núñez. La oportunidad de sumar a un jugador con el talento de Luis Díaz, que luego brilló en Porto y posteriormente en Liverpool, se esfumó por una cuestión económica. Para Junior, la negativa de River significó una oportunidad para retener a su estrella, incluso mejorando su contrato y otorgándole la camiseta número 10. El destino de Luis Díaz continuó su curso. A mediados de 2019, fue transferido al Porto por casi 8 millones de euros, dando inicio a una meteórica carrera que lo llevó a la élite del fútbol mundial con su fichaje por el Liverpool a principios de 2022 por 54 millones de euros. Hoy, a punto de consagrarse campeón de la Premier League, Luis Díaz representa una de esas oportunidades que River Plate dejó escapar, un refuerzo que podría haber marcado una época en el club de Núñez. En conclusión, la historia del fichaje frustrado de Luis Díaz sirve como un ejemplo de cómo pequeñas diferencias económicas pueden tener un gran impacto en el destino de un jugador y en la conformación de un equipo. Unos pocos millones de dólares fueron la distancia que separó a Díaz del manto sagrado de River Plate.