Descubre la historia de los tres únicos Papas españoles: Dámaso I, Calixto III y Alejandro VI. Un viaje a través de la España medieval, el cisma de Occidente y el Renacimiento, explorando sus logros, controversias y legados perdurables.
Roma, la ciudad eterna, ha sido el epicentro del papado durante siglos. Papas italianos, franceses y alemanes han marcado profundamente la historia de la Iglesia Católica. Sin embargo, pocos recuerdan que España también ha tenido sus pontífices. Tres figuras emergieron del territorio español para alcanzar la máxima dignidad eclesiástica: Dámaso I, Calixto III y Alejandro VI. Sus historias, a menudo olvidadas, merecen ser recordadas, ya que reflejan las complejidades de la fe, el poder y la política en diferentes épocas.
**Dámaso I: El Papa que rescató la identidad cristiana (ca. 304-384)**
Nacido en la provincia romana de Gallaecia (actual Galicia) o posiblemente en Lusitania (actual Portugal), Dámaso I fue testigo de la persecución cristiana en su juventud. Su formación religiosa lo llevó a Roma, donde ascendió en la jerarquía eclesiástica, sirviendo como secretario de los Papas Liberio y Félix II. La muerte del Papa Liberio en 366 provocó una violenta lucha por la sucesión, enfrentando a Dámaso contra el diácono Ursino. A pesar de las acusaciones de violencia y corrupción, Dámaso I se consolidó como Papa, con el apoyo del emperador Valentiniano I.
Su papado (366-384) fue crucial para la consolidación del cristianismo en Occidente. Combatió las herejías y, sobre todo, dejó una marca imborrable en el ámbito cultural. Su pasión por la arqueología y la historia le llevó a la restauración de las catacumbas romanas, componiendo inscripciones poéticas en honor a los primeros mártires cristianos. Su colaboración con San Jerónimo en la creación de la Vulgata, la traducción latina de la Biblia, consolidó un texto que se convirtió en la base de la tradición religiosa occidental durante siglos. Dámaso I murió el 11 de diciembre de 384, dejando un legado que perdura en la liturgia y la cultura cristiana.
**Calixto III: El ascenso de los Borja (1378-1458)**
Alfonso de Borja, nacido en el Reino de Valencia, es el ejemplo del ascenso meteórico dentro de la Iglesia. Tras una brillante carrera académica y diplomática al servicio de la Corona de Aragón, su intervención en el Cisma de Occidente fue fundamental. Su papel en las negociaciones que pusieron fin al cisma le valió el favor papal y su posterior ascenso como Obispo de Valencia y Cardenal.
A la edad de 77 años, en 1455, fue elegido Papa, tomando el nombre de Calixto III. Su pontificado se centró en la lucha contra el Imperio Otomano tras la caída de Constantinopla. Si bien su cruzada no logró la recuperación de la ciudad, su esfuerzo refleja la preocupación de la época por el avance turco. Calixto III también fortaleció el poder papal en los Estados Pontificios y rehabilitó la figura de Juana de Arco. Sin embargo, se le recuerda especialmente por el nepotismo que instauró, elevando a sus familiares a posiciones de poder, abriendo camino a la dinastía Borja y al controversial pontificado de su sobrino, Rodrigo de Borja (Alejandro VI).
**Alejandro VI: El Papa renacentista y la controversia (1431-1503)**
Rodrigo de Borja, nacido en Játiva, representa el extremo más polémico del papado español. Sobrino de Calixto III, su ascenso a través de la Curia Romana estuvo marcado por la ambición política y la destreza diplomática. Su elección como Papa en 1492 fue controvertida, y su pontificado (1492-1503) estuvo envuelto en escándalos y acusaciones de corrupción y nepotismo.
Su papado coincidió con el auge del Renacimiento. Alejandro VI firmó el Tratado de Tordesillas, un acuerdo crucial para la división del Nuevo Mundo entre España y Portugal. También fue un mecenas del arte, embelleciendo Roma con la ayuda de grandes artistas. Pero su imagen está profundamente manchada por el uso desmesurado del nepotismo, elevando a su familia, incluyendo a su hijo César Borgia, a puestos de poder, utilizando estrategias poco ortodoxas para consolidar su influencia. Su muerte, en 1503, bajo circunstancias misteriosas, alimentó más aún las leyendas sobre su figura.
**Conclusión:**
Los tres papas españoles dejaron una huella indeleble en la historia de la Iglesia Católica. Desde la consolidación del cristianismo de Dámaso I hasta la controvertida era de los Borja bajo Calixto III y Alejandro VI, sus historias nos brindan una visión fascinante de las complejidades del poder, la fe y la política en diferentes etapas de la historia. Su legado, a pesar de las controversias, continúa resonando en el mundo contemporáneo.