La importancia de los parentescos en la herencia

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Descubre por qué tener un parentesco es fundamental para heredar y cuáles son los límites financieros establecidos para los herederos y legatarios.

A la hora de heredar, es fundamental cumplir con alguno de los cuatro tipos de parentescos establecidos por la ley. Estos son: parentesco por consanguinidad, parentesco por adopción, parentesco por afinidad y parentesco civil. El parentesco por consanguinidad se refiere a los lazos de sangre que existen entre el fallecido y el heredero. Es el parentesco más común y abarca a los descendientes directos (hijos, nietos), a los ascendientes directos (padres, abuelos) y a los hermanos. El parentesco por adopción se da cuando una persona es legalmente adoptada por el fallecido, lo que le otorga los mismos derechos y obligaciones que un hijo biológico. El parentesco por afinidad se establece a través del matrimonio o la unión de hecho. Aquí entran en juego los cónyuges, los suegros y los cuñados. Por último, el parentesco civil incluye a los herederos y legatarios que han sido designados como tales por el fallecido a través de un testamento. Ahora bien, además de tener un parentesco, es importante que el patrimonio preexistente del heredero o legatario no exceda de un millón de euros. Esta medida tiene como objetivo evitar la concentración excesiva de riqueza en manos de unos pocos. En resumen, para heredar es necesario tener un parentesco establecido por la ley y cumplir con los límites financieros establecidos. De esta manera, se busca garantizar una distribución justa y equitativa de los bienes de una persona fallecida.
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