Un nuevo libro revela la verdad sobre las últimas horas del capitán del Titanic, Edward John Smith, desmintiendo la versión del suicidio difundida por Hollywood y la prensa del momento. Testimonios de supervivientes describen sus heroicos actos en las gélidas aguas del Atlántico.
Durante más de un siglo, la imagen del capitán Edward John Smith, el capitán del Titanic, ha estado manchada por la narrativa del suicidio. Un nuevo libro de investigación, "Titanic Legacy: The Captain, The Daughter and The Spy", del autor Dan E. Parkes, busca rectificar esta historia, presentando una versión completamente diferente de sus últimas horas. El libro, publicado recientemente, se basa en un meticuloso análisis de documentos históricos y testimonios de supervivientes, desafiando las versiones sensacionalistas que dominaron la prensa inmediatamente después del desastre y que posteriormente fueron perpetuadas por la cultura popular, en especial la película de James Cameron.
Tan solo tres días después del hundimiento, el 18 de abril de 1912, el Los Angeles Express tituló en primera plana: "El capitán E.J. Smith se pegó un tiro". Esta narrativa, replicada por otros medios como el Daily Mirror, causó un profundo dolor a la familia de Smith, especialmente a su viuda Eleanor y su joven hija Mel. El libro de Parkes se propone corregir esta injusticia histórica, ofreciendo pruebas que contradicen la teoría del suicidio.
Parkes argumenta que si bien algunos testigos reportaron disparos y un supuesto suicidio de un oficial, estos relatos no identificaron específicamente al capitán Smith. Él sugiere que el pánico y el trauma del hundimiento llevaron a malinterpretar los disparos (posiblemente realizados para controlar a la multitud) como el acto de suicidio del capitán.
En contraste con la versión del suicidio, el libro presenta una serie de testimonios que pintan una imagen muy diferente. Robert Williams Daniel, un pasajero de primera clase, declaró al New York Herald que vio al capitán Smith ser arrastrado por el agua, pereciendo “como un héroe”. Otros supervivientes como Frederick Hoyt, un millonario de Connecticut, relataron haber compartido un trago con Smith para enfrentar el frío antes de saltar al mar.
El cocinero Isaac Maynard describió haber visto al capitán Smith nadando, todavía vestido con su uniforme, rechazando ayuda para salvarse y gritando: ‘Cuídense, chicos’. Otros testimonios de bomberos y jugadores profesionales confirman los actos heroicos de Smith, colocando a niños en botes salvavidas antes de volver a las gélidas aguas. Estas acciones, según Parkes, son consistentes con la reputación de Smith como un capitán meticuloso y preocupado por el bienestar de sus pasajeros, un hombre al que se conocía como "el capitán de los millonarios".
El libro también desmiente otras acusaciones contra Smith, como la de navegar a velocidad excesiva, ignorar las advertencias sobre icebergs o el consumo excesivo de alcohol. Parkes argumenta que estas acusaciones surgieron como resultado de la furia y el trauma de los supervivientes, necesitando encontrar un chivo expiatorio para la tragedia. El libro incluso menciona relatos posteriores, meses después del hundimiento, que afirmaban que Smith había sobrevivido, resaltando la proliferación de historias fantasiosas que rodearon el evento.
La versión cinematográfica del hundimiento del Titanic, popularizada por la película de 1997, presenta una imagen muy diferente a la que propone Parkes, mostrando a Smith en el puente de mando hasta el último momento. La investigación de Parkes no solo busca rehabilitar la imagen del capitán, sino también ofrecer una visión más precisa y humana de los eventos que rodearon el hundimiento del Titanic, dejando en claro que la historia de Smith es mucho más compleja y heroica de lo que Hollywood nos ha hecho creer.