Augusta, Georgia — Es difícil creer que esto esté sucediendo. Una colisión colosal de argumentos y personalidades, de opuestos salvajes y resultados inesperados. Los dioses han sonreído a Georgia esta semana, ofreciendo un clima inmejorable, pero el domingo se presenta como algo demasiado bueno para ser verdad. Rory McIlroy y Bryson DeChambeau, cabeza a cabeza en la ronda final del Masters 2025, lucharán por el título. McIlroy, con 12 bajo par, lidera por dos golpes. DeChambeau, con 10 bajo par, está al acecho. El resto de los jugadores, como Ludvig Åberg y Scottie Scheffler, parecen relegados a un segundo plano. Este es el duelo McIlroy vs. DeChambeau, un enfrentamiento sacado de un cuento popular. McIlroy parecía fuera de la competencia tras una decepcionante ronda inicial. Sin embargo, ha respondido con dos rondas de 66 golpes y un arranque con birdie, eagle y birdie el sábado, para tomar el control. Su golpe al hoyo 15 fue una obra maestra. DeChambeau, tras rondas de 69-68-69, ha demostrado que su juego se adapta a Augusta, y llega con un gran impulso. En aproximadamente 90 minutos el sábado, pasó de estar a un golpe de McIlroy a cuatro, para luego remontar con tres birdies en los últimos cuatro hoyos y asegurar su lugar en la última pareja. ¿Quién tendrá la ventaja del público el domingo? Es una pregunta difícil. Augusta National ama a Rory McIlroy. Pero hay muchos fans de Bryson DeChambeau dispuestos a gastar una fortuna en artículos de su ídolo. Se espera una división del público, ansioso por el caos. Hace exactamente 301 días, McIlroy vio por televisión cómo DeChambeau ganaba el US Open. La imagen de McIlroy mostrándose desilusionado quedó grabada en la memoria de todos. McIlroy buscaba romper con la narrativa de su falta de victorias de Grand Slam desde 2014, pero salió de Pinehurst aún con la misma frustración. DeChambeau, por otro lado, celebraba su segundo US Open. Ninguno de los dos ha ganado el Masters. DeChambeau, de 31 años, juega su octavo Masters y busca su tercera victoria de Grand Slam. McIlroy, de 35 años, está en su 17º intento, presionado por completar su Grand Slam de carrera. Su ronda final de 80 golpes en 2011 aún lo persigue. McIlroy planea desconectarse del mundo exterior hasta el domingo por la noche. DeChambeau, por el contrario, estará en su teléfono. McIlroy busca mantenerse en su “burbuja”, mientras que DeChambeau se conecta con la multitud. Sus estilos son completamente diferentes, pero sus estrategias para el torneo se parecen: golpes largos, aprovechar los pares 5 y un juego de putt excepcional. Ambos han jugado los pares 5 en 8 bajo par. La clave podría estar en los pares 3 y 4. El domingo nos dirá mucho sobre ambos. DeChambeau, una figura peculiar en el golf, busca una victoria épica que consagraría su carrera y sería un golpe de efecto para LIV Golf. McIlroy, considerado uno de los mejores jugadores de la última década, busca la redención y una victoria que silenciaría a sus críticos. Lo único que queda es presenciar la batalla.