Ander Herrera se enfrenta a un dilema crucial: priorizar su recuperación de una lesión, jugar el Superclásico contra River o enfocarse en la recta final del torneo y el Mundial de Clubes. Analizamos la situación del mediocampista español y las implicaciones para Boca Juniors.
El camino de Ander Herrera en Boca Juniors ha estado marcado por una desafortunada seguidilla de lesiones. Su tercer desgarro en poco tiempo, sufrido tras ingresar en la derrota contra Newell's, lo deja en una encrucijada compleja a pocas semanas del crucial Superclásico contra River Plate. La recuperación de una lesión grado 2 en el cuádriceps derecho es el principal desafío, pero la ambición del jugador y la necesidad del equipo lo enfrentan a una difícil decisión.
El Superclásico, un sueño para Herrera, se presenta como una tentadora posibilidad, pero la prudencia aconseja priorizar la completa recuperación. Su ausencia en el partido ante River podría ser una baja sensible para Boca, dado su valor en la contención y la elaboración del juego, especialmente en partidos fuera de casa, como se evidenció en el triunfo 3-0 contra Central Córdoba.
Sin embargo, la perspectiva de Fernando Gago, entrenador de Boca, parece ser más cauta. En recientes declaraciones, Gago ha destacado la importancia de lo que viene después del clásico, incluyendo la decisiva fase final del Torneo Apertura y el Mundial de Clubes. Esta postura sugiere que la participación de Herrera en el Superclásico podría estar en riesgo, priorizando su salud a largo plazo y la performance del equipo en los objetivos más importantes de la temporada.
La presencia de Herrera en Ezeiza entrenando de forma individual, aunque fuera del grupo, evidencia sus deseos de recuperarse lo antes posible. Las tareas de campo que ya ha comenzado son un síntoma positivo, pero no garantizan su vuelta antes de lo previsto. Los 15 días previos al Superclásico son claves para definir su disponibilidad. La recuperación avanza bien, pero la decisión final dependerá de su evolución física y de la evaluación del cuerpo médico de Boca.
En resumen, la situación de Ander Herrera es un dilema entre pasión, ambición y la necesidad de una recuperación total. La prudencia y las decisiones a largo plazo, en conjunto con la evolución de la lesión, determinarán su participación en uno de los partidos más importantes del año para Boca Juniors.