Tras el acuerdo con el FMI y la promesa de un desembolso de USD 8.000 millones, el Gobierno argentino arremete contra quienes apuestan contra el peso mediante la compra de dólares futuros, asegurando que sufrirán importantes pérdidas.
El reciente acuerdo entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI), con la promesa de un desembolso inicial cercano a los USD 8.000 millones, ha generado un nuevo capítulo en la tensa relación entre el Gobierno y los mercados financieros. El equipo económico, liderado por el ministro Luis Caputo y el presidente Javier Milei, ha adoptado una postura agresiva contra aquellos que especulan con la devaluación del peso argentino, particularmente aquellos que compran dólares futuros.
La estrategia del Gobierno se basa en la convicción de que la inyección de dólares proveniente del FMI, junto con otros ingresos como la cosecha gruesa, fortalecerá significativamente las reservas del Banco Central. Este aumento de reservas, argumentan, respaldará la estabilidad del peso y desincentivará las apuestas contra la moneda nacional. El ministro Caputo ha reiterado que no se esperan "cimbronazos" cambiarios, aunque no ha confirmado la permanencia del "crawling peg" actual, el sistema de ajuste gradual del tipo de cambio oficial.
Si bien el Gobierno se mantiene cauto sobre la política cambiaria que adoptará una vez concluidas las negociaciones con el FMI, tanto Caputo como Milei han insistido en que la fortaleza de las reservas actuará como un ancla para el tipo de cambio. Señalan que incluso con una alta demanda de dólares, el nivel de reservas permitirá mantener un tipo de cambio controlado, incluso por debajo de los $900 por dólar, según sus cálculos.
Sin embargo, la promesa de USD 50.000 millones en reservas, casi el doble del nivel actual, representa un ambicioso objetivo. Si bien el desembolso del FMI y otros ingresos deberían contribuir a aumentar las reservas, superar los USD 40.000 millones representa un desafío considerable.
El Gobierno ha expresado su enojo con los inversores que se están cubriendo contra posibles devaluaciones, comprando dólares en el mercado de futuros. Las autoridades han advertido públicamente que "van a perder mucha plata los que nos vienen apostando en contra". De hecho, se observa una clara apuesta del mercado a un cambio en el esquema cambiario hacia uno de mayor flexibilidad, y algunas señales parecen indicar que este cambio podría producirse antes de lo previsto.
Mientras tanto, el mercado de futuros refleja las expectativas de los inversores. Los contratos más cercanos, con vencimiento en abril y mayo, han mostrado una caída leve, aunque aún se encuentran significativamente por encima del ajuste del 1% mensual prometido por el Gobierno. Para fin de año, el precio de los contratos futuros se ubica sustancialmente por encima de lo que implicaría un ajuste del 1% mensual, lo que refleja la expectativa de una mayor devaluación.
El Gobierno argumenta que la continuidad del superávit fiscal, la política de cero emisión monetaria, el fortalecimiento de las reservas y la baja de la inflación contribuirán a evitar sobresaltos cambiarios, incluso en caso de un cambio de esquema cambiario. Sin embargo, la incertidumbre persiste, y la reacción del mercado a los anuncios del FMI y las medidas gubernamentales seguirá siendo un factor crucial en la evolución del tipo de cambio en las próximas semanas y meses.