El arresto de Iván Tobar, líder de la barra brava de Estudiantes de La Plata y referente sindical, sacude al fútbol argentino. Se investigan sus presuntos vínculos con un ataque a un hospital y una compleja red de amenazas.
La detención de Iván Tobar, jefe de la barra brava de Estudiantes de La Plata y figura clave en la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina), ha generado un terremoto en la escena política y futbolística de La Plata. Acusado de planear un ataque al hospital San Roque de Gonnet, que dejó varios heridos, su arresto se centra, sin embargo, en un caso de amenazas a un juez y un fiscal en 2022, radicado en la justicia federal. Este evento, lejos de ser aislado, revela una intrincada trama de violencia, rivalidades entre barras bravas, y presuntos nexos con la política local.
El violento incidente en el hospital, que involucró a Tobar y a su archirrival, Cristian "El Volador" Camilleri (líder de la barra de Gimnasia), intensificó el foco mediático sobre el capo barrabrava. Si bien su detención no está directamente ligada a este suceso, la investigación del fiscal Gonzalo Petit Bosnic sigue su curso, analizando la participación de la familia Tobar en el ataque. Testigos apuntan a un galpón propiedad de Tobar como punto de partida para el ataque, desde donde una camioneta transportó a una decena de barras al hospital.
La causa federal que motivó la detención de Tobar se basa en un video de 2022 donde, con la cara tapada, amenaza a un juez y un fiscal que llevaban la causa de "El Pata" Medina, ex líder de la UOCRA platense. La inteligencia policial previa al incidente fue calificada de escasa. Junto a Tobar, se busca a otros seis cómplices prófugos. Las amenazas, según fuentes judiciales, buscaban perjudicar a Medina, rival de Tobar en la disputa por el control de la UOCRA.
El conflicto trasciende las disputas entre barras. Se habla de una lucha por el poder dentro de la UOCRA, con Tobar aspirando a la secretaría general. Su influencia, según declaraciones de investigadores, se extiende más allá del ámbito deportivo, generando un clima de miedo en La Plata. Camilleri, en una entrevista, acusó directamente a Tobar de ordenar el ataque al hospital, describiéndolo como un hombre violento, vinculado al narcotráfico y protegido por figuras políticas locales, incluyendo al intendente Julio Alak.
La detención de Tobar, además, se suma a la complejidad de las relaciones entre las barras bravas y el poder. El video de las amenazas muestra la audacia y la impunidad con la que Tobar operaría. Las investigaciones en curso prometen arrojar luz sobre las redes de complicidades, la magnitud de la influencia de Tobar, y las conexiones entre el fútbol, la política y el crimen organizado en La Plata. La investigación sigue abierta, con allanamientos en curso y la búsqueda de otros implicados. El caso deja al descubierto la necesidad de una mayor transparencia y una lucha más eficaz contra la violencia en el deporte argentino.