Grigor Dimitrov ha demostrado una vez más su determinación y espíritu competitivo en el Miami Open 2025. Tras una reñida victoria contra Karen Khachanov, el búlgaro se ha clasificado para la siguiente ronda, enfrentándose ahora a Frances Tiafoe. Sin embargo, más allá de los resultados deportivos, Dimitrov ha hecho una declaración sorprendente que ha captado la atención de los medios y aficionados del tenis.
En una entrevista post-partido, Dimitrov declaró: "No me importa perder puntos; para mí lo importante es cómo me siento en la pista". Esta frase resume un cambio de perspectiva en la carrera del tenista búlgaro, que parece priorizar su bienestar mental y físico por encima de la presión constante de mantener un alto ranking ATP.
Su victoria sobre Khachanov fue una muestra de su capacidad para sobreponerse a las adversidades. Describió el primer set como una batalla en la que, a pesar de ganar más puntos, terminó perdiendo. Reconoció la necesidad de mayor consistencia en su servicio y devolución, aspectos cruciales en el tenis que le permitieron inclinar la balanza a su favor en sets posteriores. Dimitrov analizó minuciosamente cada detalle de su juego, destacando la importancia de su peculiar patrón de encordado (18-18), un elemento que considera fundamental para su estilo de juego, caracterizado por una derecha a una mano.
El descenso en el ranking parece ser algo que Dimitrov ha superado mentalmente. En sus propias palabras, "el tenis tiene estas peculiaridades, todos las conocen. El jugador tiene que replicar lo que hizo en la temporada anterior cada año; así funciona". Señaló la dificultad de mantener la constancia año tras año y la imprevisibilidad del tenis actual, con sorpresas frecuentes en las primeras rondas de cada torneo. Su nueva estrategia se basa en enfocarse en su propio juego, vivir el día a día con mayor libertad, y dejar de lado la presión del ranking.
Esta decisión no es una muestra de falta de ambición, sino más bien una estrategia para un enfoque más saludable y sostenible a largo plazo. Dimitrov, con su experiencia y talento, demuestra que la felicidad y el bienestar personal pueden ser tan importantes, si no más, que la posición en el ranking mundial. Su viaje, lejos de ser un signo de declive, se presenta como una evolución, donde la búsqueda de la excelencia se basa en la plenitud y el disfrute del juego, más allá de los números.
Su próximo partido contra Frances Tiafoe promete ser otro enfrentamiento apasionante. Seguiremos de cerca la evolución del búlgaro y cómo su nueva perspectiva afecta a su rendimiento en el Miami Open y en el resto de la temporada. ¿Será este cambio de enfoque la clave para un renacimiento en su carrera? Solo el tiempo lo dirá.