Hugo Leonardo Pérez, conocido como 'Perico', es un nombre que resuena en el fútbol argentino. Más allá de su brillante trayectoria como volante central, que incluyó un Mundial y títulos con Independiente, su vida es una saga llena de contrastes que lo ha llevado desde las canchas de Avellaneda hasta las oficinas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Nacido en Avellaneda, en el seno de una familia racinguista, su corazón celeste y blanco nunca se disipó, ni siquiera cuando vistió la camiseta roja de Independiente y se consagró campeón. Esta decisión, lejos de ser una traición, fue un acto de profesionalismo que le valió críticas, incluso amenazas de la barrabrava, pero nunca lo hizo dudar de su compromiso con el equipo.
Su relato sobre su paso por Racing es revelador. Habla de su debut a los 18 años, de su participación en la Supercopa, y de cómo Juan De Stéfano, entonces entrenador de la Academia, decidió su salida de manera inesperada. Un punto de inflexión que lo llevó a Ferro y luego a Independiente, donde demostró su calidad y profesionalismo, a pesar de llevar en el corazón los colores de su primer amor.
Perico analiza el fútbol actual con la mirada crítica de un jugador experimentado. Ve una falta de códigos y respeto que caracterizaban a su generación. Recuerda con nostalgia el aprendizaje y la educación que recibían de los jugadores más grandes, un sistema que contrastaba con la inmediatez del fútbol moderno, donde el éxito rápido puede llevar a la temprana extinción de una carrera. Señala la transformación, la falta de figuras emblemáticas en la posición de 5 y la inestabilidad de muchos jugadores que, a pesar del talento, no logran consolidarse.
La charla con Perico no se limita al fútbol. Recuerda con dolor y rabia el corralito, y su lucha como ciudadano contra la injusticia. Su experiencia lo llevó a reunirse con el FMI, una vivencia excepcional en la que buscó soluciones para los ahorristas afectados por la crisis económica. Con honestidad, cuenta cómo fue esta experiencia y los esfuerzos que hizo para lograr que se reconocieran los daños y se compensaran las pérdidas.
A pesar de haber sido víctima de 15 robos en su vida, Perico ha decidido permanecer en Avellaneda, su lugar en el mundo. Su arraigo al barrio y a sus amistades es inquebrantable, una muestra de la fuerte identidad que lo caracteriza. Rechaza las críticas que sugieren que debería vivir en un country para evitar la inseguridad, afirmando su convicción de permanecer en su barrio de origen.
En resumen, la vida de Hugo Perico Pérez es una muestra de la riqueza y complejidad del ser humano. Su trayectoria es un fiel reflejo de la pasión, perseverancia, y lucha contra las adversidades. Un legado que trasciende las canchas de fútbol para convertirse en una historia de vida inspiradora.