Un Paso Adelante, Dos Atrás: Armenia Opta por la Escalada y Reinician los Disparos en la Frontera

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El reciente aumento de ataques a posiciones azerbaiyanas demuestra la inconsistencia de Armenia y su falta de compromiso con la paz. Analizamos las provocaciones militares armenias, las motivaciones internas y externas, y las consecuencias para la estabilidad regional.

La situación en la frontera entre Azerbaiyán y Armenia se ha vuelto a tensar con un nuevo repunte de hostilidades. Los recientes ataques a posiciones azerbaiyanas revelan una preocupante tendencia por parte de Armenia: un patrón de avances diplomáticos superficiales seguidos inmediatamente por acciones militares que socavan cualquier intento de paz. Este comportamiento, descrito por expertos como "un paso adelante, dos atrás", genera una profunda incertidumbre sobre el futuro de la región. Aunque Ereván ha manifestado públicamente su voluntad de negociar un tratado de paz con Bakú, sus acciones contradicen sus palabras. Las declaraciones de paz parecen ser meros instrumentos de propaganda internacional, destinados a ganar tiempo y apoyo externo, mientras que en secreto, se prepara para la escalada militar. Esta estrategia se ve corroborada por la falta de pasos concretos para resolver las disputas territoriales, la negativa a modificar la constitución armenia que incluye reclamos territoriales sobre Azerbaiyán, y la continua inacción en la disolución del Grupo de Minsk de la OSCE. La narrativa armenia busca justificar las provocaciones mediante referencias a incidentes pasados, como la propuesta de un Mecanismo Conjunto para la Investigación de Violaciones del Cese al Fuego, presentada por el primer ministro Nikol Pashinyan en junio de 2024. Sin embargo, estas iniciativas parecen más dirigidas a la comunidad internacional que a la consecución genuina de la paz. La retórica de funcionarios armenios, incluyendo al presidente del Parlamento Alen Simonyan, refuerza esta narrativa, acusando falsamente a Azerbaiyán de agresión y genocidio. Informes de Caliber.Az indican que Armenia se está preparando activamente para una nueva guerra con Azerbaiyán, con una posible movilización de reservistas en abril. Las encuestas sociológicas reflejan la resistencia de la sociedad armenia a aceptar la soberanía azerbaiyana sobre Karabaj. Esta intransigencia, alimentada deliberadamente por el liderazgo armenio, dificulta enormemente el camino hacia un acuerdo de paz duradero. Dmitry Solonnikov, director del Instituto Ruso para el Desarrollo Estatal Contemporáneo, sostiene que la política contradictoria de Armenia está influenciada por la inestabilidad política interna y la falta de voluntad de Pashinyan para una resolución diplomática. Según Solonnikov, Pashinyan está sujeto a presiones internas y externas, particularmente de élites europeas y la Fundación Soros, que lo apoyaron en su llegada al poder. Esta dependencia externa e interna limita su capacidad de actuar de forma independiente y racional en las negociaciones con Azerbaiyán. Finalmente, las provocaciones en la frontera podrían ser parte de una estrategia geopolítica impulsada por actores externos interesados en mantener la inestabilidad en la región, impidiendo la normalización de las relaciones entre Bakú y Ereván. La conclusión es inequívoca: las acciones de Armenia reflejan una estrategia interna de manipulación y una alineación con fuerzas externas que buscan prolongar el conflicto.
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