A 13 años de la derrota de Boca ante Corinthians en la final de la Copa Libertadores 2012, Julio César Falcioni revela detalles desconocidos sobre su conflictiva relación con Juan Román Riquelme y las tensiones que marcaron la previa del partido. Una mirada profunda a la polémica que opacó un año exitoso para el Xeneize.
La final de la Copa Libertadores 2012 entre Boca Juniors y Corinthians quedó grabada en la memoria de los hinchas xeneizes no solo por la derrota, sino por la intensa polémica que envolvió la previa y que involucró a dos figuras clave: el entrenador Julio César Falcioni y el ídolo Juan Román Riquelme. A 13 años de distancia, Falcioni ha roto el silencio en varias entrevistas, ofreciendo una versión de los hechos que arroja luz sobre la interna del equipo y la tensa relación entre ambos.
En recientes apariciones televisivas, el “Emperador” ha respondido a las acusaciones de boicot en la final. Si bien inicialmente se mostró reservado, afirmando tener “códigos” que se guardaría, Falcioni finalmente reveló algunos detalles de las circunstancias previas al encuentro. Mencionó problemas con un jugador clave, Facundo Roncaglia, quien no pudo jugar la final. También aludió a la decisión de Riquelme de no continuar en Boca tras el partido. Estas declaraciones avivan la llama de una polémica que marcó un punto de quiebre en la historia del club.
La pelea entre Falcioni y Riquelme trascendió lo deportivo. En su momento, Riquelme había declarado que Falcioni lo había hecho “correr como un boludo” en un partido contra All Boys. Falcioni, en su defensa, ha negado rotundamente estas acusaciones, afirmando que jamás hizo correr a ningún jugador sin razón, que sus decisiones se basaban en el rendimiento y que el equipo logró el campeonato invicto del Apertura 2011 sin Riquelme en su mejor momento. Para el entrenador, el conflicto se resumía en una lucha de egos que afectó al equipo y a sus decisiones tácticas, destacando como Riquelme y otros jugadores contrariaban sus instrucciones en la cancha, menoscabando su autoridad.
Falcioni también hace hincapié en los éxitos obtenidos sin Riquelme como titular indiscutido, remarcando el título del Apertura 2011, ganado de manera invicta con doce puntos de ventaja sobre el segundo. Esta afirmación busca contextualizar sus decisiones en el marco de una estrategia que priorizaba el resultado colectivo por encima de los intereses individuales.
La perspectiva de Falcioni sobre la final de la Libertadores 2012 resalta la falta de armonía dentro del equipo. Según sus palabras, la necesidad de una unidad total para enfrentar un partido de esa magnitud no se logró, lo que habría influido en el resultado. El entrenador se defiende de las críticas de la hinchada, recordando el maltrato sufrido en las tribunas por haber sacado a Riquelme de un partido, pero se mantiene firme en sus decisiones, enfatizando su visión de liderazgo y su prioridad por el funcionamiento del equipo como un todo. Sin embargo, las declaraciones del Emperador generan nuevas preguntas sobre los detalles ocultos de aquella noche y reavivan un debate que divide a la hinchada de Boca hasta el día de hoy.