Mon Laferte revela en un emotivo testimonio los abusos sufridos en su infancia y juventud, su lucha contra el cáncer y una parálisis facial, y el arduo proceso de reaprender a cantar. Una historia de resiliencia y superación que conmoverá a sus seguidores.
La reconocida cantante chilena Mon Laferte ha conmovido al mundo con un desgarrador testimonio compartido a través de un video y un texto en sus redes sociales. En él, la artista relata los momentos más oscuros de su vida, desde los abusos sufridos en su infancia hasta su batalla contra el cáncer y una parálisis facial que la obligó a reaprender a cantar. Su relato, una cruda y honesta confesión, ha resonado profundamente en sus fanáticos y ha generado una ola de apoyo y admiración.
Laferte inicia su relato cuestionando el concepto de 'artista', reflexionando sobre si se nace, se hace o se compra. Sin formación académica formal, describe cómo la necesidad la impulsó a desarrollar su creatividad y a abrirse camino en el mundo del arte y la música, sin pedir permisos ni seguir los caminos tradicionales. Esta decisión, según ella, fue crucial para su supervivencia.
El relato se torna desgarrador al detallar los abusos que sufrió desde los siete años. Describe la violación a temprana edad, el inicio del consumo de drogas a los 11 años, y el abuso sistemático por parte de un hombre mayor que se hacía pasar por su mánager, apropiándose de la mitad de sus ingresos durante años. Paralelamente, a los 17 años asumió la responsabilidad de cuidar a su abuela, quien sufrió un derrame cerebral, vendiendo su voz en las calles para comprar pañales.
La precariedad económica la llevó a aprender a coser sus propios vestidos para sus presentaciones, una muestra más de su capacidad de resiliencia. Incluso al lograr un trabajo en televisión, la artista sufrió acoso por parte de un productor musical, que la acosó física y verbalmente. A pesar de estos obstáculos, a los 23 años, con un pequeño capital ahorrado, se mudó a México, enfrentando nuevas dificultades, incluyendo la violencia del crimen organizado en algunas zonas del país, y la necesidad de cantar en bares por ocho años para sobrevivir.
Pero las dificultades no terminaron ahí. Mon Laferte revela que fue diagnosticada con cáncer de tiroides, un duro golpe que la dejó con una parálisis facial y la imposibilidad de mover el lado derecho de su cuerpo durante dos meses. La operación casi le arrebató la voz, obligándola a un arduo proceso de rehabilitación y reaprender a cantar. A pesar del diagnóstico médico de seis meses de inactividad vocal, volvió a los escenarios a los dos meses, impulsada por la necesidad de trabajar.
En medio de este camino doloroso, la artista también describe episodios de depresión, intentos de suicidio, alcoholismo y la constante lucha contra la adversidad. Sin embargo, a pesar de la profunda tristeza que la acompañó, la música y la pintura se convirtieron en sus salvavidas, ofreciéndole un refugio creativo en medio de la tormenta. La pintura, en particular, se convirtió en una forma de terapia y sanación.
Finalmente, Mon Laferte llega a un lugar de reconocimiento internacional, pero aún así reconoce sentirse una intrusa en el mundo del arte, dudando de su propio talento a pesar de sus ocho discos publicados y más de mil obras como artista plástica. Su testimonio es una potente afirmación de su derecho a ocupar su espacio en el mundo del arte, un mensaje de resiliencia y una inspiración para quienes han luchado contra la adversidad.
El mensaje final es contundente: la artista no busca desplazar a nadie, pero tampoco se disculpará por ocupar el lugar que ha conquistado a través de su trabajo, esfuerzo y perseverancia. Su historia es una poderosa narrativa de superación, un testimonio de la fuerza del espíritu humano y una inspiración para todos aquellos que luchan por sus sueños en medio de circunstancias adversas.